La fe genuina y real

La fe no proviene de nosotros sino de Dios

En nosotros mismos no tenemos la fe real, la recibimos cuando nos abrimos a la palabra de Dios. La fe es una gran bendición que recibimos de parte de Dios, la cual está constituida de Dios mismo e incluso viene a nosotros con Dios. Cuando esta fe entra en nosotros, trae consigo a Dios: todo lo que Él es, todo lo que logró y realizó en Cristo: la redención, la regeneración y la vida divina la recibimos por medio del Espíritu. "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios"(Ro 10:17)

La fe vino con Cristo

Cuando la gracia vino, también vino la fe. Tanto la fe como la gracia vinieron cuando Jesucristo vino. La gracia es por el lado de Dios, pero la fe es por nuestro lado. Cuando en la predicación del evangelio la gente oye hablar de la gracia de Dios, algo dentro de ellos se levanta para apreciar lo que han oído. La gracia que les ha sido presentada viene a ser en ellos la fe por medio de la cual creen. Espontáneamente comienzan a apreciar a Dios, a Cristo y al Espíritu. Aprecian lo que Cristo ha hecho al realizar la redención. Esta apreciación es la fe. La fe viene cuando ellos comienzan a apreciar lo que oyen en el evangelio.

La definición de la fe

Según Hebreos 11:1, tener la certeza de lo que se espera, en el original griego es "dar sustantividad a lo que se espera" y denota la capacidad de hacer algo real. 

Algunos ejemplos nos aclararán lo que es la fe: Tenemos aquí un cuadro con colores hermosos: verde, rojo y amarillo; sin embargo, estos colores únicamente pueden tener sustantividad por medio de los ojos. Sin éstos, los colores no podrían tener sustantividad, aunque fuesen hermosos. El sonido de un órgano es muy agradable, pero sólo puede tener sustantividad por medio del oído... Por consiguiente, una cosa es que los objetos existan, y es otra que la existencia de ellos pueda tener sustantividad para nosotros. Lo anterior se aplica igualmente a nuestra fe. Todos los hechos de Dios son verdaderos y reales pero sin la fe ninguno será real para usted.

Puede ser que un cuadro tenga un paisaje hermoso, pero un ciego no podrá verlo. Sin embargo, no puede decir que la pintura no exista simplemente porque no la ve. Es un hecho que la pintura existe; la pregunta es si usted ha recibido o no algún beneficio de ella. Los que tienen el sentido de la vista podrán deleitarse en ella, se beneficiarán de ella. Por tanto solo los que reciben la fe perciben los hechos y promesas de Dios como reales. 

El Señor Jesús murió y derramó Su sangre en la cruz por todos los hombres. Este es un hecho. Pero algunos tienen la fe que le da sustantividad al hecho de la muerte del Señor y se benefician de ella, que nos proporciona: perdón, justificación, redención, santificación. Etc. Otros al no tener la fe en la obra del Señor en la cruz sigue siendo un hecho, sin fe no pueden experimentar, ni recibir lo que Dios nos trae a través de ella, que es la aplicación de lo que Dios ha realizado por nosotros en su venida a la tierra.

Vivir por fe 

"Mas el justo por la fe tendrá vida y vivirá" (Ro. 1:17) 
La Biblia nos muestra que la vida de un cristiano es una vida de fe. El justo recibe la vida por la fe; ésta es la experiencia inicial. El justo también vive por la fe; ésta es la experiencia que continua en la vida cristiana.  Tenemos dos mundos delante de nosotros. Uno es el mundo físico, y el otro es el mundo espiritual. Cuando ejercitamos nuestros órganos físicos, vivimos en el mundo físico, pero cuando ejercitamos nuestra fe, vivimos en el mundo espiritual.

Cuando ejercitamos nuestros ojos para mirarnos a nosotros mismos, vemos que todavía somos pecadores; seguimos siendo impuros, orgullosos y no somos mejores que ninguna otra persona. Pero cuando ejercemos la fe para vernos en Cristo, vemos que nuestro mal genio y nuestra contumacia han desaparecido. Todo se ha desvanecido. 

Existen dos mundos en la actualidad, y todos los días tenemos que escoger entre ellos. Si vivimos según los sentidos de nuestros órganos físicos, en el mundo físico, le daremos sustantividad al mundo físico; pero si vivimos por la fe en el mundo espiritual, daremos sustantividad al mundo espiritual. En otras palabras, cuando usamos nuestros sentidos, vivimos en Adán; pero cuando ejercemos nuestra fe, inmediatamente vivimos en Cristo. Siempre estamos en medio de estas dos cosas. Cuando vivimos por nuestros sentidos, vivimos en Adán; y cuando vivimos por la fe, vivimos en Cristo. Cuando vivimos en Cristo, todo lo que está en Él será nuestra experiencia.

La fe que nos lleva a vivir en victoria

La fe real no es algo que producimos nosotros sino que proviene de Dios. Por tanto si es de Dios, será una fe victoriosa ante la adversidad. Veamos ahora la relación que existe entre la prueba de nuestra fe y la victoria. Dios permite que nuestra fe sea probada para que comprobemos si nuestra fe es verdadera. La fe genuina perdura, pero la fe que no dura mucho no es fe en absoluto. La fe genuina puede vencer los obstáculos, y seguirá creyendo aun después de ser probada varias veces. La fe que no es verdadera, se derrumba o se desvanece después de una leve sacudida, y no es una fe real en absoluto.

"Si usted no ha recibido a Cristo en su vida, por lo tanto no ha recibido la gracia de Dios ni la salvación; toda persona necesita orar a Dios, pidiendo perdón por sus pecados para ser limpiados por su sangre y recibir así la vida de Dios dentro en su interior, para ser lleno de ella"

Oración:
Señor me abro a ti, perdona mis pecados y límpiame con tu sangre.
Gracias por haber muerto por mi en la cruz.
Te acepto como mi Señor, salvador y mi vida.
Te ofrezco mi vida y te ruego que entres en mi ser. Gracias..

 
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