Entre los cristianos de hoy existen muchos puntos de vista cerca de la salvación. Algunos piensan que hoy es imposible saber con certeza si somos salvos, e incluso hay otros que creen que podemos perder la salvación después de haberla recibido. Sin embargo, la Biblia nos muestra que nuestra salvación no es un asunto sujeto a la duda ni a la incertidumbre. Por el contrario, es algo que se puede confirmar con toda certeza y saber con plena seguridad.
Recibimos la salvación en el momento en que creímos
Muchas personas consideran que creer es algo que sucede en el presente y que recibir la salvación es un hecho que sucederá en el futuro, es decir, que el hombre que cree hoy será salvo en el futuro. Sin embargo, la Biblia nos dice de una manera clara y definitiva que el hombre es salvo en el momento en que cree (Hch. 16:31; Ro. 10:10). No dice que él será salvo en el futuro, sino que ya es salvo hoy. El es salvo en el mismo momento en que cree. La salvación ocurre inmediatamente después de creer; no hay ningún lapso de tiempo entre estos dos hechos. Somos redimidos. En el momento en que una persona cree, es salva.
La Biblia revela claramente que cuando una persona cree, sus pecados le son perdonados (Hch. 10:43; 1 Jn. 2:12), es libertada (Jn.3:18; Gá. 3:13), lavada (1 Co. 6:11; Hch. 15:9), santificada (1Co. 6:11; Hch. 26:18), justificada (Ro. 5:1; 3:28, 30; Gá. 3:8,24; Hch. 13:39) y reconciliada con Dios (Ro. 5:10). Por lo tanto, cuando creemos, somos redimidos y somos salvos.
La Regeneración.
Tan pronto una persona cree, no sólo es redimida y salva sino también regenerada. Juan 1:12 afirma claramente que aquel que cree en el Señor es nacido de Dios pasa de muerte a vida y llega a ser un hijo de Dios. En Juan 3:16 y 5:24 nos dicen que todo aquel que cree, tiene vida eterna y no estará sujeto a juicio ni condenación ni perecerá.
La certeza del creyente de que es salvo
Si usted ha recibido a Cristo recientemente, es posible que haya tenido momentos en los que haya dudado si su experiencia fue verdadera, y se haya preguntado si realmente fue salvo. Si un nuevo creyente no tiene la certeza de que es salvo, carecerá de un cimiento sólido y le será difícil crecer y experimentar las realidades profundas de la vida cristiana. Sin embargo, la Biblia afirma que sí podemos saber con plena certeza que inmediatamente de creer somos salvos.
Leamos 1 Juan 5:13: “Estas cosas os he escrito a vosotros los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna”.la Biblia no dice: “para que penséis o sintais”, ni dice: “para que tengáis la esperanza”, sino que dice: “para que sepáis”. No tenemos que esperar hasta el día de nuestra muerte para saber si somos salvos o no; podemos gozar de esta certeza hoy.
Tres Aspectos para saber como ser salvos:
- En primer lugar, podemos saber que somos salvos por lo que la Palabra de Dios nos lo dice. La palabra del hombre no siempre es confiable, pero la palabra de Dios es segura y estable. Es imposible que Dios mienta (He. 6:18; Nm.23:19)
- En segundo lugar, El Espíritu Santo lo confirma en nuestro interior. En 1 Juan 5:10 dice: “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí. La certeza de nuestra salvación se basa en el testimonio que el Espíritu da juntamente con nuestro espíritu (Ro.8:15-16). A todo aquel que cree en el Señor le gusta dirigirse a Dios, clamando: “Abba Padre”
- En tercer lugar, podemos saber con certeza que somos salvos, por el hecho de que amamos a los hermanos. En 1 Juan 3:14 dice: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos”.
Ya que Dios es amor (1 Jn. 4:16), y nosotros tenemos Su vida, ciertamente tenemos el amor divino. Además, debido a que fuimos engendrados por Dios, espontáneamente amamos a aquellos que han sido engendrados por El (1 Jn. 5:1).
De acuerdo con la revelación de la Biblia, existen fundamentos que demuestran que nuestra salvación es segura y fiable:
En Dios no hay variabilidad
El es inmutable. (Santiago 1:17, Hebreos 6:17) Nuestra salvación está asegurada por el hecho de que en Dios “no cambia y no hay mudanza, ni variación. El nos ha salvado y este hecho nunca cambiará. Nuestra salvación está asegurada por la voluntad de Dios. El hecho de que El nos escogiera y nos predestinara desde antes de la fundación del mundo para que recibiéramos Su salvación (Ef. 1:4-5, 11) Nos habla que El no dejará de cumplir Su voluntad.
Nadie puede separarnos del amor de Dios.
En 1 Juan 4:10 leemos: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros, y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. Si fuéramos salvos debido a nuestro amor hacia Dios, entonces nuestra salvación no sería confiable. Sin embargo, somos salvos porque Dios nos amó, es decir, que nuestra salvación depende del amor de Dios. Y puesto que Dios nunca cambia, Su amor es inalterable. Además, Su amor hacia nosotros es un amor infinito del cual nada ni nadie podrá separarnos (Ro.8:39) Puesto que nada ni nadie puede separarnos del amor de Dios, la salvación que hemos recibido nunca perderá su eficacia, ya que es eternamente segura e inmutable.
El irrevocable llamamiento de Dios.
Romanos 11:29 dice que el llamamiento que Dios nos hace es irrevocable. Puesto que el llamamiento de Dios se funda en el hecho de que El nos llama y nunca cambia, su inmutable voluntad de Dios, es irrevocable e inalterable. Así que, basándonos en el llamamiento de Dios, podemos afirmar que nuestra salvación es eternamente segura.
La obra justificadora de Dios.
Después de que el Señor Jesús fue juzgado en la cruz a nuestro favor, según lo requería la justicia de Dios, y así satisfizo los justos requisitos de Dios, recibiendo el pago de nuestros pecados que es la muerte, nosotros los que creemos en El somos justificados conforme a la norma de la justicia divina, para la demostración de tal justicia (Ro. 3:26) ahora Dios no sólo puede perdonarnos y justificarnos conforme a la norma de Su justicia, sino que está obligado a hacerlo; de otro modo, El estaría obrando injustamente. Romanos 8:33 dice: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica”. Debido a que Dios está obligado a mantener Su justicia, El tiene que justificarnos; El ya no puede acusarnos ni condenarnos. Conforme a Su justicia, la justificación efectuada por Dios está firmemente establecida (Sal. 89:14) Nuestra salvación se basa en su justicia y no en nosotros, por lo tanto, es eternamente segura.
La mano todopoderosa de Dios.
En Juan 10:26-29 el Señor dijo que a los que hemos creído en El: que "nadie nos arrebatará de Su mano". Por tanto, debido a que la mano de Dios es todopoderosa, nuestra salvación está asegurada. También dijo “Y Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás”.
La vida eterna es la vida de Dios mismo, la cual hemos recibido al creer
El Señor nos dio Su propia vida que es eterna. la vida eterna no es algo separado de Dios, ni un don separado de El, sino que es El mismo. Dios mediante su vida nos introdujo en una relación eterna con El, en una relación en vida, de manera que jamás podremos separarnos de El. Pablo hablo de la unión matrimonial como un tipo de nuestra unión con Dios.
En 1 Juan 5:12 dice que tener al Hijo es tener la vida. Si usted tiene al Hijo tiene la vida. En muchos versículos la biblia usa el verbo tener en presente tiene o tenga indicando que la persona que cree tiene vida eterna (Juan 3:36, 5:24, 6:47,6:54, 3.15-16,6:40)
El nuevo pacto de Dios
Nuestra salvación también está asegurada por el nuevo pacto que Dios hizo con nosotros (He. 8:8-12). Este pacto fue consumado mediante la redención que se efectuó cuando el Señor Jesús derramó Su sangre (Mt. 26:28; Lc. 22:20).
Según este pacto, Dios perdonará los pecados de todos aquellos que crean en el Señor Jesús, y no se acordará más de las iniquidades de ellos; Este pacto es un pacto eterno (He. 13:20), el cual permanecerá para siempre y tiene vigencia eterna. Debido a que Dios es fiel y guarda Su pacto (Dt. 7:9), El jamás lo quebrantará (Sal. 89:34), sino que cumplirá fielmente todo lo estipulado en dicho pacto. Por tanto, Su pacto, el cual no puede ser anulado, garantiza la seguridad eterna de nuestra salvación.
La redención eterna, perfecta y completa efectuada por Cristo
Nuestra salvación está también asegurada por la redención perfecta y completa efectuada por Cristo. Hebreos 10:14 dice: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”. Al ofrecerse a Sí mismo en la cruz, sin mancha, como sacrificio único para Dios, Cristo logró una eterna redención (He. 9:12; 10:10, 12). Por lo tanto, esta redención es eternamente perfecta y completa, sin mancha ni defecto alguno. Por medio de la redención eterna de Cristo, nosotros, los santificados, hemos sido hechos perfectos eternamente. Nadie puede condenarnos más (Ro. 8:34), ni nadie puede anular la redención perfecta, completa y eterna que Cristo realizó por nosotros.
La salvación es un don o dávida de Dios
Nadie ofrece un regalo y luego viene a reclamarlo. La Salvación es don de Dios y no es por medio de nosotros, ni nuestras obras sino de Dios (Efesios 2:8) Nosotros tan solo debemos recibirlo. (Romanos 5.17)
Dios no le ofrece su vida increada para luego quitársela. Le pongo un ejemplo práctico: Si usted hace un regalo a un amigo y su amigo le abandona, usted no va y le quita el regalo, porque usted piensa que ya no se lo merece.
Nuestra unión con El en nuestro espíritu es inseparable
En 1 Corintios 6:17 dice que: "el que se une al Señor, un espíritu es con él" y según el Señor lo que El une no lo puede separar el Hombre, es decir que su unión con El es eterna e inseparable.
La promesa inmutable de Cristo. En Juan 6:37 el Señor prometió que El jamás echará fuera a aquellos que se acerquen a El. Tal promesa garantiza la seguridad eterna de nuestra salvación.
Por lo tanto, Dios nos muestra en Su Palabra, desde diferentes ángulos, que una vez que somos salvos, somos salvos eternamente y eternamente perfeccionados, y que de ninguna manera pereceremos eternamente, sino que tendremos una seguridad eterna.