El perdón de Dios


Debido a su condición caída, el hombre necesitaba del perdón de Dios y la limpieza de pecados.  
Por haber ofendido a Dios necesitábamos Su perdón, pero a fin de perdonarnos, Dios debía primero satisfacer Su propia justicia. Su justicia demandaba que el hombre muriera; puesto que la paga del pecado es muerte. (Ro. 6:23) pero si sucedía esto, Dios no tendría a nadie quién recibiera Su vida, y Su propósito eterno no podría cumplirse. La única solución para este problema era que Cristo viniera y muriera por nosotros. Por medio de Su muerte sustitutoria, al morir en nuestro lugar, el justo requisito de Dios fue satisfecho, y ahora El puede perdonarnos, puesto que Cristo pago con la muerte por nosotros.

Por medio de la muerte de Cristo, Dios olvida nuestros pecados

Según Jeremías 31:34, decir que Dios perdona nuestros pecados equivale a decir que se olvida completamente de ellos. Cuando nosotros perdonamos a alguien que nos ha ofendido, rara vez olvidamos la ofensa. Pero Dios no es como nosotros; cuando El perdona nuestros pecados, no se acuerda más de ellos. ¡Aleluya! Dios puede ahora perdonarnos debido a la muerte de Cristo y a que hemos creído en El. ¡Para El es como si nunca hubiéramos pecado! ¡Simplemente por creer en este hecho, usted puede ser perdonado!

Dios es fiel a su pacto y limitó Su voluntad a sus promesas

El es fiel y justo. Leamos 1 Juan 1:9 "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad " (1 Juan1:9)

Nuestras oraciones ya no deben ser como la del publicano en el templo que rogaba a Dios para que tuviera misericordia de él, pues era un pecador. Simplemente debemos confesar nuestros pecados y creer que Dios nos perdona y nos limpia de toda injusticia, según Su justicia y fidelidad, basadas en la obra que Cristo realizó en la cruz por nosotros. Por lo que, si El no nos perdonara ni limpiara, sería injusto, porque el Señor Jesús murió en la cruz por nosotros derramó Su sangre preciosa y pagó por nuestros pecados, de tal forma que Su muerte llegó a ser la nuestra.

Cuando Cristo derramó Su sangre y recibió el castigo, fue como si nosotros mismos hubiéramos sido juzgados y castigados ahí. Ya que el Señor murió, y puesto que Dios aceptó el sacrificio de la muerte del Señor; Dios tiene que perdonar nuestros pecados y limpiarnos de nuestras injusticias según Su fidelidad y Su justicia

La redención efectuada por el Hijo mediante Su sangre, obtuvo el perdón de nuestros delitos. La redención fue efectuada por Cristo en la cruz, mientras que el perdón nos es aplicado en el momento en que creemos en El. (Mt. 26:28; He. 9:22)

La redención y el perdón son en realidad dos aspectos de un mismo logro del Señor. Aunque la redención fue realizada por Cristo en la cruz mediante el derramamiento Su sangre, ésta no nos es aplicada hasta que creemos en El y hacemos una confesión cabal ante el Dios justo. Es en ese instante que el Espíritu de Dios aplica a nosotros la redención y el perdón que Cristo efectuó en la cruz.

¿Cuál es la diferencia entre perdonar y limpiar?

A fin de entender esto necesitamos conocer la diferencia entre pecados e injusticia. Los pecados se refieren a los delitos, y la injusticia, a la marca o mancha en nuestra conducta causada al cometer un delito. Cada vez que pecamos, cometemos un delito. Este delito cometido se convierte en una mancha en nuestra conducta, y esta mancha constituye la injusticia.

Por ejemplo, supongamos que al comprar dos artículos sólo le cobran el valor de uno. Si paga sólo un artículo, cometerá un delito contra la tienda. En cuanto a la persona que le vendió los artículos, dicho acto sería un delito, pero con relación a usted, esto viene a ser una marca de injusticia en su carácter. Como resultado de esto, tal vez no digan que usted es pecaminoso, pero sí podrán decir que es injusto. De igual manera, nuestros pecados son delitos ante Dios, pero con respecto a nosotros, son manchas de injusticia. Así que, cuando confesamos nuestros pecados, por una parte, Dios nos perdona, y por otra, nos lava de la marca y de la mancha de nuestra injusticia.

Esta es la razón por la cual 1 Juan 1:9 menciona no sólo el perdón de nuestros pecados, sino también la limpieza de la injusticia. Así que, el perdón de nuestros pecados en realidad equivale a la limpieza, al lavamiento de la mancha de nuestra injusticia.

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