La salvación y el plan de Dios

¿Cuál es el propósito eterno de Dios según Su beneplácito? 

El propósito eterno de Dios es el misterio de su voluntad que fue planeado por Dios antes de que el tiempo existiera y nunca cambiará. Su propósito consiste en obtener un grupo de personas como sus muchos hijos, haciendo en El un hombre corporativo creado a Su imagen y semejanza. Este es el nuevo hombre o la nueva creación ( Efesios 2.15, 4.24, Col 3.10) Dios desea que este hombre corporativo sea lleno de El como vida para que lo exprese y que tenga Su autoridad para que lo represente ante su enemigo.

La caída del hombre

Antes de que Dios lograra Su propósito, Satanás, el enemigo de Dios, logró engañar y usurpar al hombre, inyectándole su propia vida y naturaleza pecaminosa. De esta manera el hombre cayó en una condición lamentable, al introducirse en él una naturaleza pecaminosa enemiga de Dios que lo apartó de Dios, lo introdujo en un proceso de muerte espiritual y física. El hombre fue arruinado impidiéndole participar de la vida, gloria y propósito de Dios.

La salvación tiene como fin traernos de vuelta a su propósito original 

El primer paso para recobrar su propósito fue que Dios se hizo carne. Si Él no se hubiera hecho carne, no habría tenido la manera de efectuar la redención. Así que, a fin de redimirnos, Dios vino del cielo a la tierra, introdujo la divinidad en la humanidad y se hizo carne. Aquel que se hizo carne, Dios mismo, es Jesucristo nuestro Señor. 

Dios vivió en la tierra como hombre por más de treinta años y, al final de Su vida, fue clavado en la cruz, donde derramó Su preciosa sangre para efectuar la redención y así resolver el problema correspondiente a nuestro pecado y a toda cosa negativa. Y su obra no se quedó aquí sino que Dios, a fin de redimirnos, entró en la muerte y pasó por ella. la muerte no tuvo poder alguno, así que Él pasó por la muerte y salió de ella. Ésta fue Su resurrección. En la resurrección su Espíritu llegó a ser el Espíritu vivificante que nos da vida; a fin entrar en nosotros y ser nuestra vida.

En conclusión: 

A pesar de que el hombre cayó, frustrando así el plan de Dios, El continuó amándolo y no cambió Su propósito. Dios tuvo que intervenir para salvar al hombre y llevar a cabo Su propósito eterno por medio de su Encarnación, crucifixión, resurrección y así lograr la redención del hombre. Debido a que éramos personas caídas, Dios vino a redimirnos; luego, después de efectuar la redención, Dios en el Hijo entró en nosotros para ser nuestra vida. Esta acción de Dios es la salvación completa que El efectúo. ¡El propósito de Dios jamás puede ser anulado, ni arruinado!



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