Cristo derrotó a la muerte
Un día, el propio Dios vino en el Hijo como hombre. El es Dios y a la vez hombre. El era un Dios-hombre maravilloso que vivió en la tierra durante treinta y tres años y medio. El pasó la mayor parte de su vida en la casa de un carpintero, en la pequeña ciudad de Nazaret. ¡Imagínese, Aquel a quien se le llamó el Dios fuerte y el Padre eterno, vivió de esta manera durante más de treinta años! (Isaías 9:6)
Finalmente, Salió a ministrar y llevó a cabo Su ministerio por más de tres años y medio. Al final de este tiempo, fue llevado a la cruz. Aunque en realidad en Juan 10, El mismo dijo que se entregaba para ser puesto en la cruz. Esto significa que El consintió en caminar hacia el Gólgota, hacia el Calvario.
El Señor fue crucificado y permaneció allí durante aproximadamente seis
horas, desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde. Durante
las tres primeras horas fue de escarnio, los hombres se burlaron de El. Luego, en las tres últimas horas, Dios vino para
juzgarlo como nuestro substituto. A la vez que Dios lo juzgaba, Cristo
derramaba Su sangre para redimirnos. De Su costado fluyeron sangre y
agua; la sangre redime y el agua imparte la vida. Por lo tanto, en Su
crucifixión, Cristo efectuó la redención y liberó la vida divina.
Inmediatamente después de morir, se le dio debida sepultura en una
tumba perteneciente a un hombre rico. Luego, al tercer día, fue
resucitado. La Biblia dice claramente que Cristo fue resucitado. Pero
por otra parte, también dice que Cristo mismo se levantó, o sea, que no
necesitó que alguien lo resucitara. Tenemos que ver los dos aspectos de Cristo tanto el humano como el
divino. Por un lado como Hijo del hombre necesitaba en su humanidad ser
levantado por la Vida del Dios triuno que habitaba en Él, pero por otro
lado, su Vida divina que estaba en El, tenía el poder de la resurrección
para levantarse de entre los muertos.
¿Cómo pudo Cristo levantarse de los
muertos? Esto fue posible porque El
mismo en su divinidad es la Resurrección. Cristo en su humanidad estuvo
dispuesto a ser sepultado, es decir, a entrar en la muerte, la tumba y
el Hades. Mientras se hallaba en el Hades, puso a prueba la muerte,
comprobó que la muerte no tenía poder sobre El, pues no pudo retenerlo
(Hch. 2:24). Cristo como el hijo del hombre en su humanidad conquistó la muerte, la avergonzó, la derrotó y la sujetó, y salió de
ella. Esta es la vida de Resurrección.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (Juan 11:25-27) es decir, Jesús mismo es la resurrección, es por eso Juan dijo: "el que tiene al Hijo tiene la vida y el que no tiene al Hijo no tiene la vida. (1 Juan 5.12)
Cristo conquistó la muerte, la avergonzó, la derrotó y la sujetó, y salió de ella en victoria. Esta es la vida de Resurrección. (Romanos 6:9, 1 Cor 15:55-57) Nuestra vida humana no tiene poder sobre la muerte.
Muchos creyentes piensan en la resurrección solo como algo futuro. Pero debemos distinguir entre el hecho objetivo de la resurrección y la vida y el poder de la resurrección subjetiva que hemos recibido al creer en nuestro interior y que actúa en nosotros día a día. (Filipenses 3:10)
Cristo, es la vida, poder y realidad de la resurrección cuando usted recibe a Cristo, usted recibe su misma vida que es la vida de resurrección, la cual luego nos revestirá con el hecho de la resurrección a su debido tiempo. Esta vida es la que cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados nos hizo renacer. (1 Pedro 1:3 )
Hoy Solo la Vida de Cristo en resurrección que hemos recibido en
nosotros vence a la muerte y la degradación que está en nosotros. Por
tanto, necesitamos conocer y experimentar esta Vida de Resurrección, que
es la que nos hace ser victoriosos y vencedores en Cristo. (Filipenses
3:10)
¡Cuánto necesitamos ejercitarnos para conocer a Cristo como el misterio de Dios! Debemos ser capaces de decir: “Señor Jesús, no tengo ningún otro interés aparte de Ti. Mi mente, mi voluntad y mi parte emotiva te pertenecen absolutamente.