El vivir humano de Jesús
Un día, el propio Dios vino en el Hijo como hombre. En Su vivir humano, vivió en la tierra por treinta y tres años y medio, y experimentó todas las cosas comunes y corrientes que constituyen la vida humana cotidiana. Este glorioso Dios-hombre fue nacido como un niño, de una madre humana (Isaías 7:14-15, Lucas 2:7, Gálatas 4:4), sintió cansancio (Juan 4:6), sed (Juan 19:28), y hambre (Mateo 4:2); y experimentó todo el rango de emociones humanas, tales como maravillarse (Mateo 8:10) llorar, y sentir dolor (Juan 11:35).
Él vivió en la tierra de manera humana como nosotros, creciendo en madurez y sabiduría (Isaías 7:14-15, Lucas 2:52). Aunque es esencial saber que Cristo no nació con una naturaleza pecaminosa heredada, ni cometió pecado, aunque Él fue tentado en todo (Hebreos 4:15).
Jesús tiene todos los elementos esenciales de la naturaleza humana: espíritu, alma y cuerpo, que simplemente se unierón en colaboración con su naturaleza divina para ser la expresión genuina del Dios triuno en la tierra.
Su vivir humano, dependió y estuvo sujeto en todo tiempo a su esencia divina. Su naturaleza humana no anuló a la divina y viceversa. Por lo tanto, aunque tenía las dos naturalezas, es evidente que se entiende que era solamente una persona.
Pero ¿A qué nos referimos exactamente cuando decimos que Dios el Hijo se hizo hombre? Con certeza no nos referimos a que dejó de ser Dios y comenzó a ser hombre. Jesús no renunció a nada de Su divinidad en la Encarnación. Jesús es el Dios completo y el hombre completo. “Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en El” (Col.2:9).
Muchos creyentes no entienden que la naturaleza humana de Jesús se inició en su encarnación en la tierra y que aún no era Dios todavía, y es por esto que tuvo que pasar por un proceso de transformación y divinización que pasa por su vivir, crucifixión, resurrección hasta su glorificación.
“Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán (Jesús), espíritu vivificante” (1 Corintios 15:45). En este versículo “Fue hecho” indica que la humanidad de Jesús tuvo que pasar por un proceso para llegar a ser el Espíritu que da vida al hombre. (Juan 7:39).
El propósito principal de Su encarnación es introducir a Dios en el hombre e introducir la humanidad en Dios, para llegar a ser uno con el hombre y hacerlo participar de su propía vida y naturaleza divina. (2 Pedro1:4)
La verdad de la humanidad de Jesús es tan importante de afirmar como la verdad de su deidad. El apóstol Juan dice fuertemente que el que niega que Jesús es hombre “vino en carne” procede del espíritu del anticristo (1 Juan 4:2; 2 Juan 7).