Jesús hombre, hecho Señor


Dios en Su mover y según Su plan o economía, envió al Hijo que tomo forma de hombre (Ro. 8:3). Esto lo llevó a cabo con la encarnación. El propio Dios del universo fue concebido en el vientre de una virgen (Lc. 1:31) y nació como un hombre auténtico. El poseía la naturaleza divina puesto que seguía siendo Dios; pero como hombre, también tenía la naturaleza humana.

En el universo no hay nadie como Cristo. El es el Hijo eterno de Dios, el que ya existía antes del tiempo y el que está por encima del tiempo. Este Dios-hombre vivió una vida única sobre la tierra, una vida en la que lo humano estaba mezclado con lo divino. 

Jesucristo es tanto Dios como hombre

El es el Dios eterno que se hizo hombre; y como hombre fue exaltado hasta la cumbre del universo. Necesitamos contemplar los dos aspectos de Jesús el divino y el humano. Cuando se encarnó por un lado Él era el Hijo eterno de Dios y el Señor en su divinidad, pero en cuanto a su humanidad perfecta aun no era el Señor, esta debía pasar por las etapas de su vivir humano, muerte, resurrección, glorificación, entronización para lograr su total divinización y deificación. 

Cristo al morir, efectuó nuestra redención como un hombre perfecto al pagar el precio por los delitos que cometimos contra Dios, y al reconciliarnos con Dios. Y debido a que El es Dios y hombre, la redención que llevó a cabo es eterna (He. 9:12). Luego resucitó de entre los muertos (1 Co. 15:4). Su naturaleza divina energizó y transformo Su naturaleza humana y le hizo el Hijo de Dios, no sólo en Su divinidad, en la cual El ya era el Hijo de Dios desde la eternidad, sino también en Su humanidad, la cual ahora fue designada Hijo de Dios por medio de la resurrección (Ro. 1:4). Podemos decir ahora que un hombre es el Hijo de Dios.

Necesitamos ver que en el momento de la encarnación de Cristo, nunca hubo otro hombre en la historia humana que contuvieran la vida y la naturaleza de Dios. Jesús era especial. El en ese momento fue el único ser que llevó en la tierra una vida mezclada, es decir una vida humana en unión con Dios. Cuando Jesús nació, en su espíritu era Dios pero su alma y cuerpo era semejante al de los hombres pero sin la naturaleza pecaminosa. Esta naturaleza humana necesitaba pasar por un proceso de transformación para liberar la vida divina.

El hombre Jesús llega a ser el Señor

Muchos cristianos no entienden claramente los dos aspectos de Cristo como el Señor. Debido a que Cristo es Dios, el Creador, Él ya era el Señor antes de hacerse hombre. Un día, Él nació como un hombre llamado Jesús. ¿Cómo podía este hombre, un nazareno, ser el Señor? Hechos 2:36 dice que después de que Jesús fue resucitado y ascendió, Dios lo hizo Señor. Como Dios, Cristo ya era el Señor; pero, como hombre, Él aún necesitaba ser hecho el Señor. Por lo tanto, después de que Jesús ascendió a los cielos, Dios lo designó para ser Señor. Ahora el Señor no es solamente Dios, sino también un hombre, el hombre Jesús. 

Las palabras que Pedro habló en Hechos 2:36 fueron habladas a los judíos opositores, quienes habían crucificado a Jesús en la cruz. Aunque ellos lo crucificaron, Dios lo resucitó de entre los muertos, lo hizo sentar en el trono y proclamó a todo el universo que Él, el hombre Jesús, es el Señor. Hoy un hombre está en el trono como el Señor.

Deseo hacer memoria de una hermana sencilla llamada Mary McDonough escribió el himno llamado "Hay un hombre en la gloria" Ella usó las ilustraciones que presento en esta publicación para enseñar esta verdad a los niños en su clase de escuela dominical. Para la mayoría de los creyentes no es difícil entender que Dios es el Señor de todo, pero por lo general no se comprende que Jesús, el hombre llegó a ser el Señor por medio de lo que El realizó, logró y obtuvo con Su encarnación, vivir humano, muerte, resurrección, ascensión y entronización. Es maravilloso que un hombre haya llegado a dicha posición, que como hombre Jesucristo ha sido glorificado y exaltado y está sentado en el trono como el Señor de todo (Hechos 10:36)

Lo que logró Cristo

Jesús se levantó de entre los muertos como un hombre, y como tal ascendió a los cielos (Ef. 4:10). El llegó a la cima del universo en Su ascensión, “por encima de todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero”(Ef. 1:21). Dios elevó a Cristo a la posición cumbre del universo, la cual trasciende en el tiempo y el espacio. 

Por supuesto que Cristo como Dios conoce perfectamente los cielos, pero como hombre llevó la humanidad a un nuevo nivel, el nivel más elevado. Cuando estaba en la tierra, expresaba al vivir los atributos divinos en Sus virtudes humanas, manifestando así a Dios en lo humano. Después en Su ascensión, El llevó lo humano a la cima del universo, elevándolo a la condición de Hijo de Dios a fin de que Dios sea expresado por la eternidad en lo humano. Por consiguiente, El ha obtenido para la humanidad la cumbre más alta: la eterna expresión de los atributos divinos por las virtudes humanas exaltadas.

Lo que obtuvo

El Señor Jesucristo en Su ascensión se sentó a la diestra del trono de Dios (He. 12:2; 1:3).Hay un hombre en el trono del universo, y El reinará como Dios y como hombre en el trono por la eternidad (Ap. 22:1). El llegó al trono y obtuvo la gloria y la honra que corresponden a Su condición de Hijo de Dios exaltado. El es un hombre coronado de gloria y de honra (He. 2:9). Su gloria es la gloria de Dios, la expresión de Su divinidad por medio de Su humanidad; y Su honra es la honra que pertenece al único que es digno. 

El obtuvo el más elevado nombre del universo: “Dios le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”(Fil. 2:9-11).

El nombre que está por encima de todos en el universo es el nombre del Señor Jesucristo, y Su nombre es el nombre que Dios dio a los hombres para que sean salvos (Hch. 4:12). Cuando confesamos que Jesucristo es el Señor, Dios nos salva (Ro. 10:9, 12-13).

Todos los que reconocen que Dios existe, reconocen que Dios es el Señor, pero las buenas noticias de la salvación es que por la muerte, resurrección y ascensión, el hombre llamado Jesús ha sido hecho Señor y Cristo ( Hch. 2:36). El como Dios siempre ha sido Señor; pero por la muerte, resurrección y ascensión, ha sido hecho Señor de todos en Su humanidad. Ahora nuestro Señor es el Dios-hombre Jesucristo. Todas las cosas y todas las personas están bajo Su dominio, puesto que El es el Señor de todo. El hace que todas las cosas redunden para el cumplimiento del plan eterno de Dios, y de Su economía, que incluye nuestra salvación y glorificación.

En el libro de Hechos Pedro les dijo a los líderes judíos que Dios había levantado a Jesús de entre los muertos y le había exaltado a Su majestad como Soberano y Salvador (Hch 5:30-31). Su señorío está muy ligado a Su salvación, ya que en Su administración la salvación viene a aquellos que creen y confiesan que Jesús es el Dios-hombre que fue exaltado como Señor. ¡Qué maravilloso que tenemos al Señor Jesucristo. El es Dios en Su totalidad y también es totalmente hombre, y como hombre El resucitó y fue exaltado a la más alta posición del universo!

El es nuestro Pionero (He. 6:20),el que pasó por la muerte y como hombre entró en la gloria. Ya que El llevó la humanidad al nivel más elevado, ha hecho posible que nosotros los seres humanos seamos salvos a tal grado que podemos morar con Dios para siempre, por ser nosotros como El (1 Jn. 3:2), y que por lo mismo lo expresemos. 

Si creemos en El, el Dios-hombre que fue hecho Señor de todos, seremos salvos de nuestra condición caída e introducidos en la gloria de los hijos de Dios (Ro. 8:21). Estas son las maravillosas noticias de la salvación que Dios ha traído por medio de Cristo el Señor. (Lc. 2:11).

Hoy Cristo está sentado en el trono celestial en calidad de Hijo del Hombre (Ap.1:13)  y será el Hijo del Hombre cuando venga de nuevo. El hecho de que Cristo sea un hombre está totalmente ligado a la economía de Dios. Su humanidad, por tanto, reviste mucha importancia. El, como hombre, fue exaltado y glorificado por Dios y ahora está sentado en los cielos en calidad de hombre.



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