El Espíritu compuesto
Antes de la resurrección de Cristo, el Espíritu de Dios poseía sólo la naturaleza divina; pero después de la resurrección de Cristo, tanto Su divinidad como Su humanidad han sido añadidas al Espíritu vivificante. Este Espíritu esta compuesto no sólo la vida divina de Dios, sino también de la humanidad glorificada de Jesús y se imparte en el hombre. Esta vida es todo lo que nosotros los hombres necesitamos, pues es la vida del Dios eterno y la vida del hombre Jesús, exaltado y perfecto.
El Espíritu es la consumación del Dios Triuno, quien ha pasado por varios procesos realizados por medio de lo que ha realizado Jesús: Su vivir humano, muerte, resurrección, ascensión y glorificación. Por lo tanto, en el Espíritu tenemos los elementos del Padre, del Hijo, del Espíritu y de la humanidad del Cristo ascendido y glorificado.
Ahora lo que Cristo es y todo lo que ha realizado, su obra todo-inclusiva que incluye su vivir humano, su muerte y resurrección está disponible para el hombre por medio del Espíritu vivificante y compuesto. Todo lo que se ha añadido a este Espíritu por medio de Cristo, es la esencia de la gracia y de las buenas nuevas de Dios para el hombre.
Tipología del Espíritu compuesto
El aceite de la unción santa en Éxodo 30 representa ciertamente una de las verdades más profundas de la Biblia. Por tanto, debemos conocer el significado del ungüento compuesto. Tipifica el hecho de que el Dios Triuno pasó por un proceso y al final alcanzó Su consumación como el Espíritu vivificante. El ungüento de la santa unción no contenía un solo elemento; era una mezcla de varios elementos.
Éxodo 30 dice que el aceite de oliva junto con las cuatro clases de especias que se le añadían se mezclaban conjuntamente hasta formar un compuesto que era el ungüento de la santa unción, con el cual se ungía el tabernáculo con todo su mobiliario, de tal modo que el tabernáculo con todo su mobiliario y a todos los sacerdotes que estuvieran en el servicio. todo el mobiliario llegaba a ser santísimo, apto para ser la morada de Dios. (Éxodo 30:22-25)
Moisés preparo el ungüento en el cual se le añadió al aceite cuatro especias que se mezclaban conjuntamente hasta formar un compuesto que era el ungüento de la santa unción. En la Biblia el aceite de oliva representa y tipifica al Espíritu de Dios y es el ingrediente básico del ungüento que se mezcla con las especias. Las cuatro especias se mezclan con el aceite de oliva para hacer el ungüento. La palabra “compuesta” significa en realidad mezclada. Las cuatro especias se mezclaban con el aceite. Esto nos muestran que el Espíritu de Dios no simplemente posee divinidad, sino que también se ha mezclado con ciertos elementos.
Las especias del ungüento
Las cuatro especias de este ungüento están llenas de significado en cuanto a la humanidad del Señor Jesús, la cual fue añadida al Espíritu. Esto indica que tenemos el Espíritu de Dios así como la humanidad del Señor ascendida y glorificada.
La primera especie, la mirra, era usada antiguamente como anestésico, para reducir los dolores de la muerte, y para la sepultura, después que la persona moría. Cuando el Señor Jesús estaba en la cruz, los soldados trataron de aliviarle el dolor brindándole mirra, pero Él rehusó tomarla (Mr. 15:23); y cuando murió, Sus amigos usaron una mezcla que contenía mirra para preparar Su cuerpo antes de sepultarlo. Así que, la mirra representa la preciosa muerte de Cristo.
La segunda especia, la canela, es una especia aromática y fragante. Como ingrediente del ungüento compuesto, representa la eficacia de la muerte de Cristo, el “aroma” de Su muerte, en nuestro vivir.
La tercera especia, el cálamo, era extraída de cierta caña que crecía verticalmente en áreas pantanosas y cubiertas de agua. Esto es tipo de la resurrección de Cristo, quien se levantó de la condición “pantanosa” del hombre, de la esfera de la muerte.
La cuarta especia, la casia, la cual, igual que la canela, es fragante y aromática. Se usaba antiguamente como repelente contra serpientes e insectos. Esto corresponde al poder de la resurrección de Cristo que repela a Satanás y todos los elementos negativos que hay en el universo.
Este ungüento único era un compuesto de varios elementos que tipifica al Espíritu que da vida que recibimos al creer e indica que el Espíritu de Dios, representado por el aceite de oliva, dejó de ser un simple aceite para convertirse en un aceite compuesto con ciertas especias, las cuales representaban a Cristo y todo lo que realizó.
Este tipo nos quiere da a entender que el Espíritu divino (Como el aceite) ha llegado a ser el Espíritu vivificante porque se le han agregado todos los elementos del Cristo glorioso, (la mirra, la canela, el cálamo y la acacia). Ahora este este Espíritu esta preparado para dar vida a los que creen en El, debido a que puede aplicarnos el perdón, la redención, la muerte a nuestra naturaleza caída y el poder de la resurrección.
En Juan 7:39 dice: “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. Esto significa que antes de la glorificación del Señor, el Espíritu no estaba todavía compuesto. Según la tipología, el aceite de oliva ya estaba allí, pero aún no había el ungüento de la santa unción. La mezcla de este Espíritu se completó no fue sino hasta que el Señor Jesús fue glorificado en Su resurrección (Lc. 24:26) que el Espíritu Santo llegó a ser el Espíritu del Jesucristo vivificante, que posee tanto el elemento divino como el elemento humano, incluyendo la divinidad de Cristo y Su humanidad con todas las esencias y realidades de Su encarnación, Su vivir humano, Su crucifixión y Su resurrección. Todos estos elementos se mezclaron en este Espíritu. Por consiguiente, este Espíritu es ahora el agua viva que fluye para que la recibamos.
Podemos explicar el Espíritu compuesto con el ejemplo de una bebida hecha con miel, limón, té y sal. Cuando tomamos esta bebida, no sólo recibimos el agua, sino también la miel, el limón, el té y la sal. De la misma manera, hoy en día el Espíritu es el Espíritu compuesto, el cual se compone de la mezcla de tanto el Espíritu Santo de Dios como de las dos naturalezas de Cristo —la naturaleza divina y la humana— junto con Su muerte y Su resurrección, a fin de llegar a ser el Espíritu compuesto y vivificante que mora en nosotros (Ro. 8:11), nos santifica (15:16b) y nos transforma (2 Co. 3:18). Este Espíritu tiene una suministración abundante e incluso Él mismo es la abundante suministración que podemos experimentar y disfrutar (Fil. 1:19). El Dios Triuno que está en la iglesia como una persona y el Cristo que está en los creyentes como una persona es nada menos que el Espíritu. ¡Aleluya! ¡Tenemos a este Espíritu todo-inclusivo!
La aplicación de la muerte de Cristo
Puesto que estamos en la condición humana caída y pecaminosa que nos acompañara hasta nuestra muerte física, lo que más necesitamos es la muerte y resurrección de Cristo aplicada a nosotros por el Espíritu en nuestro diario vivir. Ésta fue la razón por la que Cristo murió en la cruz. Su muerte obtuvo el perdón de nuestros pecados (Mt. 26:28; 1 Co. 15:3), y la realidad de Su muerte, tipificada por la mirra, nos es aplicada por el Espíritu compuesto.
Debemos estar agradecidos con el Señor porque nuestros pecados fueron perdonados, y porque este perdón, que fue obtenido mediante la muerte de Cristo, nos es aplicado por el Espíritu. Pero no debemos pasar por alto la provisión adicional de Su muerte, la cual también ha sido agregada al Espíritu. Por el “aroma” o la eficacia de la muerte de Cristo, tipificada por la canela, podemos experimentar Su muerte diariamente, y podemos morir al pecado (1 P. 2:24).
La resurrección de Cristo y el poder de Su resurrección
Más aún, podemos disfrutar Su resurrección y el poder de la misma por medio del Espíritu compuesto. Su resurrección fue todo-inclusiva en el sentido de que incluyó a todos los creyentes. La realidad de este hecho espiritual nos es aplicada por el Espíritu compuesto, el cual contiene la resurrección de Cristo, tipificada por la casia. Pero el Espíritu no sólo aplica la realidad de la resurrección, sino también el poder de la misma. La resurrección de Cristo hace que los pecadores caídos sean Sus creyentes, pues, como dijo el apóstol Pedro, fuimos regenerados por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos (1 P. 1:3). Pero el poder de Su resurrección lo podemos aplicar en nuestra vida cristiana todos los días a fin de que por medio de este poder venzamos todos los elementos negativos que hay en nosotros y a nuestro alrededor. El apóstol Pablo expresó su deseo de conocer este poder: “A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la comunión de Sus padecimientos, configurándome a Su muerte” (Fil. 3:10).
Es maravilloso que Cristo sea el Dios completo y eterno, y el hombre perfecto y glorificado. De manera maravillosa Él pasó por la muerte y entró en la resurrección para llegar a ser el Espíritu vivificante, y en este Espíritu están Su muerte y Su resurrección. Pero aún más aplicable a nuestra experiencia humana es el hecho de que la eficacia de Su muerte y el poder de Su resurrección también estén contenidos en este Espíritu. Todos los elementos negativos de nuestro ser, las cosas que no podemos negar, pueden ser exterminados por la eficacia de la muerte de Cristo que está en este Espíritu. Y todos los atributos divinos y positivos y las virtudes humanas de Cristo Jesús el Señor nos los puede aplicar este Espíritu diariamente. Cuando el Espíritu compuesto nos es aplicado, nosotros morimos a la condición humana caída y vivimos a la justicia, en Cristo (1 P. 2:24).
El Espíritu compuesto llena nuestras necesidades más fundamentales y está disponible a todos los que se arrepienten de su condición pecaminosa y creen en Cristo. Cuando creemos en Cristo, el Espíritu entra en nosotros y nos trae todo lo que Cristo es, incluyendo Su muerte preciosa, la eficacia de ésta, Su preciosa resurrección y el poder de la misma.
El deseo eterno de Dios es alcanzarnos con el Espíritu compuesto y todo-inclusivo, debido a que en El se incluye todo el maravilloso proceso por el que pasó Cristo sobre la tierra: Su encarnación, vivir humano perfecto, crucifixión, resurrección y ascensión, El Espíritu se ha consumado al llegar a ser el Espíritu que nos da vida, el cual se imparte en cada uno de nosotros.
Conclusión: Dentro del Espíritu se encuentra la Divinidad, la humanidad, la persona de Cristo, la encarnación, el vivir humano, Su muerte todo-inclusiva y maravillosa, Su resurrección que nos confiere poder y la ascensión. Todo eso se mezcla para formar el ungüento compuesto y este ungüento es la unción del Espíritu destinado a ungir el pueblo escogido y redimido por Dios. ¡Aleluya, que El fluye en nosotros con todo lo que Él es, nos suministra, fortalece y nutre!
Apuntes:: El Espíritu compuesto. El Estudio vida de Éxodo, mensajes 156-159.
Los cuatro elementos cruciales de la Biblia: Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia (W. Lee)
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