El Espíritu y la Palabra



Todos los cristianos reconocen que nadie puede realmente conocer al Señor sin conocer la Biblia. Los seres humanos aunque tenemos un espíritu no somos meramente un espíritu. Sí sólo fuésemos un espíritu entonces Dios tendría que darnos únicamente Su Espíritu y no la Biblia; sin embargo puesto que no somos un espíritu solamente, sino que tenemos una mente El también debe darnos la Biblia.

Dentro de nosotros hemos recibido al Espíritu de Dios y fuera de nosotros tenemos la Biblia. Los cristianos a lo largo de los siglos pueden testificar por experiencia que un cristiano apropiado debe ser plenamente equilibrado en ambos aspectos: La Biblia por fuera y el Espíritu por dentro.

Si únicamente existiera el Espíritu dentro de nosotros y no la Biblia fuera de nosotros el hombre fácilmente cometería errores. Por otra parte si únicamente existiera la Biblia fuera de nosotros y no tuviéramos el Espíritu dentro de nosotros el hombre llegaría a estar extremadamente muerto y sin ninguna experiencia de vida.

 Los cristianos pueden ser comparados a un tren. Es necesario que en el interior de éste haya combustible como su poder energizante. No obstante un tren también necesita tener exteriormente Los rieles. Si por dentro hay combustible pero por fuera no están Los rieles el tren no podría desplazarse. Incluso si se desplazará surgiría problemas, sin embargo si únicamente tenemos Los rieles por fuera pero no El combustible por dentro el tren podría estar en el camino correcto pero no podría moverse, por tanto para que un tren pueda desplazarse y hacerlo sin problemas se requiere la coordinación de dos aspectos: el aspecto interno y el aspecto externo. Exteriormente debe estar presente la regulación de los rieles interiormente debe estar presente la energía procedente del combustible. Sucede lo mismo con respecto a nosotros. Necesitamos al Espíritu dentro como la vida y a la Biblia como la guía.

Estas cosas nos muestran que un cristiano apropiado debería ser equilibrado; debería estar lleno del Espíritu por dentro y conocer la Biblia por fuera. Cuando es lleno del Espíritu por dentro será como él tren con el combustible energizante. Cuándo conozca la Biblia por fuera será como el tren sobre los rieles. De esta manera el será un cristiano viviente y estable que se mueve y da en el blanco. Por tanto debemos dar el mismo énfasis al Espíritu y a la Biblia; no debemos descuidar ninguno de los dos. No debemos pasar por alto el Espíritu por dentro; pero tampoco podemos despreciar la Biblia por fuera.


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