La expiación y la propiciación
La Expiación
La palabra expiación es usada en el Antiguo testamento, proviene de la raíz de la palabra expiar. Y era el medio designado por Dios para que el hombre tratara de reconciliarse con El por medio de ofrendas y sacrificios de animales sin defecto. Este hecho es un tipo o sombra de lo que Cristo realizó al darse como ofrenda por nuestros pecados siendo El santo, justo y inocente Cristo fue la realidad de la ofrenda del sacrificio expiatorio, es decir la propiciación por nuestros pecados que realmente satisfizo las demandas de Dios. (Levítico 17:11, 1 Crónicas 6:49)
Cuando se habla de la expiar en la Biblia, significa que se debe pagar un precio por nuestros pecados y que esto se produjo en realidad por medio de Cristo, El es la verdadera expiación por nuestros pecados. Cristo pagó un precio con su sangre, es decir su propia vida, que Dios aceptó por nosotros en nuestro lugar, que tiene como resultado unir a los pecadores con Dios. Hemos sido reconciliados con Dios, por medio de Cristo. La propiciación y la expiación tienen un mismo significado, son palabras sinónimas.
Es el acto por el cual el Señor Jesucristo se ofreció a Sí mismo a Dios como sacrificio por nuestros pecados (He. 9:28), no solamente para efectuar nuestra redención sino también para satisfacer las exigencias de la ley divina, estableciendo así una relación de paz entre nosotros y Dios. Por lo tanto, Él es el sacrificio para nuestra propiciación ante Dios.
Cuando pecamos contra Dios, vinimos a ser enemigos y pecaminosos delante de El. Esto causó que empezara a existir un problema entre Dios y nosotros. Por esta razón, el Señor Jesús no solamente se ofreció por nosotros como nuestra ofrenda por el pecado en la cruz (Isaiac 53:10) para redimirnos de nuestros pecados delante de Dios, sino que también Dios nos reconcilia en Cristo consigo mismo a nosotros quienes éramos Sus enemigos.
Por tanto, propiciar es hacer todo lo que se necesita para que el hombre se vuelva a Dios, y Dios se vuelva hacia el hombre; ante lo cual se necesitaba una base, el cual es Cristo Jesús, Su persona y Su muerte por nosotros en la cruz, a quien Dios puso por propiciación.
Cristo hizo propiciación por nuestros pecados (He. 2:17); así que, Él ha llegado a ser aquello que propicia, el sacrificio propiciatorio, entre nosotros y Dios (1 Jn. 2:2; 4:10), y también ha llegado a ser el lugar, como está tipificado por la tapa del Arca (He. 9:5), donde disfrutamos la propiciación delante de Dios y donde Dios nos da gracia.
La redención es diferente de la propiciación, aunque descansa en la propiciación. La propiciación es el precio que se paga; la redención es el rescate que se consigue gracias a ese precio; entonces ahora la persona es redimida, rescatada, porque se pagó por ella, porque hubo una propiciación, de manera que hay también una redención. Son aspectos diferentes, pero que se relacionan entre si y esos son reales para nosotros.
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Cuando se habla de la expiar en la Biblia, significa que se debe pagar un precio por nuestros pecados y que esto se produjo en realidad por medio de Cristo, El es la verdadera expiación por nuestros pecados. Cristo pagó un precio con su sangre, es decir su propia vida, que Dios aceptó por nosotros en nuestro lugar, que tiene como resultado unir a los pecadores con Dios. Hemos sido reconciliados con Dios, por medio de Cristo. La propiciación y la expiación tienen un mismo significado, son palabras sinónimas.
La Propiciación
Esta palabra es usada en el nuevo testamento y proviene del griego, de la raíz de la palabra propiciar. Propiciar es estar en pro o a favor de; porque se puede estar a favor, o se puede estar en contra. El hombre estaba en contra de Dios, porque había pecado, y por lo tanto el juicio de Dios estaba en contra del hombre, de manera que Dios deseaba hacer algo para que pudiera estar a favor del hombre y no en contra del hombre, y el hombre a favor de Dios y no en contra de Dios. (1 Jn. 4:10; He. 2:17; cfr. He. 8:12)Es el acto por el cual el Señor Jesucristo se ofreció a Sí mismo a Dios como sacrificio por nuestros pecados (He. 9:28), no solamente para efectuar nuestra redención sino también para satisfacer las exigencias de la ley divina, estableciendo así una relación de paz entre nosotros y Dios. Por lo tanto, Él es el sacrificio para nuestra propiciación ante Dios.
Cuando pecamos contra Dios, vinimos a ser enemigos y pecaminosos delante de El. Esto causó que empezara a existir un problema entre Dios y nosotros. Por esta razón, el Señor Jesús no solamente se ofreció por nosotros como nuestra ofrenda por el pecado en la cruz (Isaiac 53:10) para redimirnos de nuestros pecados delante de Dios, sino que también Dios nos reconcilia en Cristo consigo mismo a nosotros quienes éramos Sus enemigos.
Por tanto, propiciar es hacer todo lo que se necesita para que el hombre se vuelva a Dios, y Dios se vuelva hacia el hombre; ante lo cual se necesitaba una base, el cual es Cristo Jesús, Su persona y Su muerte por nosotros en la cruz, a quien Dios puso por propiciación.
Cristo hizo propiciación por nuestros pecados (He. 2:17); así que, Él ha llegado a ser aquello que propicia, el sacrificio propiciatorio, entre nosotros y Dios (1 Jn. 2:2; 4:10), y también ha llegado a ser el lugar, como está tipificado por la tapa del Arca (He. 9:5), donde disfrutamos la propiciación delante de Dios y donde Dios nos da gracia.
El Propiciatorio
Es tipificado en Éxodo 25:17 por la tapa del Arca, la cual cubría los pecados. El Arca era el lugar donde Dios se reunía con el pueblo. Dentro del Arca estaba la ley de los Diez Mandamientos, que mediante su requisito santo y justo, exponía y condenaba los pecados de los que se acercaban para tener contacto con Dios. Sin embargo, por medio de la tapa del Arca que en el Día de la Expiación era rociada con la sangre expiatoria, toda la situación con respecto al pecador era completamente cubierta. Por lo tanto, sobre esta tapa que cubría los pecados, Dios podía reunirse con los que habían quebrantado Su justa ley, y podía hacerlo sin ninguna contradicción gubernamental con Su justicia, incluso bajo el escrutinio de los querubines que tenían Su gloria y estaban sobre la tapa del Arca. De esta manera el problema entre el hombre y Dios era resuelto, haciendo posible que Dios perdonara al hombre y tuviera misericordia de él y que así diera Su gracia al hombre.Esto es una prefigura de Cristo como el Cordero de Dios que quita el pecado que había distanciado al hombre de Dios (Jn. 1:29), satisfaciendo así todos los requisitos de la santidad, de la justicia y de la gloria de Dios, y estableciendo una relación de paz entre el hombre y Dios. De este modo, Dios pudo pasar por alto los pecados pasados del pueblo. Además, para mostrar Su justicia, Dios tenía que hacer esto. A esto se refiere este versículo.
El lugar donde se realizaba la propiciación era en la Cubierta expiatoria o tapa del Arca. En el Antiguo Testamento estaba escondida en el Lugar Santísimo. En el Nuevo Testamento como tipo, Cristo, como propiciatorio, es la realidad de la cubierta expiatoria.
La palabra hebrea que se puede traducir tapa del Arca es caporet, que significa cubrir. En la Septuaginta esta palabra fue traducida ilastérion que significa el lugar de propiciación (lo cual implica perdonar y tener misericordia: las palabras que se traducen propicio en He. 8:12 y en Lc.18:13 son la raíz de ilastérion y un derivado de ésta, respectivamente). La versión King James lo traduce con el significado de “asiento de misericordia”, refiriéndose al lugar donde Dios concede misericordia al hombre. En He. 9:5 Pablo usó la palabra ilastérion para referirse también a la tapa del Arca. Aquí en Ro. 3:25, se usa la misma palabra, ilastérion, para mostrar que la tapa del Arca representa a Cristo como el propiciatorio puesto por Dios.
Además de ilastérion, otras dos palabras derivadas de la misma palabra griega de la cual se deriva ilastérion, son usadas en el Nuevo Testamento para mostrar cómo Cristo quitó el pecado del hombre a fin de establecer una relación de paz entre el hombre y Dios. Una de éstas es iláskomai (He. 2:17), que significa propiciar, es decir, apaciguar, reconciliar a uno al satisfacer las exigencias del otro; y la otra es ilsamós (1 Jn. 2:2; 4:10), que significa aquello que propicia, es decir, sacrificio propiciatorio.
"A quien Dios presento como propiciación (Cristo) por medio de la fe en su sangre" (Rom 3.21-26) “Jesucristo el justo, y Él (Su persona) es la propiciación por nuestros pecados;”.(1 Juan 2:1-2)
Nosotros originalmente pertenecíamos a Dios pero fuimos separados de Dios y excluidos de su presencia por causa de la desobediencia y el pecado. Los requisitos de la santidad, de la justicia y de la gloria de Dios eran para el hombre imposible satisfacerlos. Sin embargo, Dios pagó el precio de esos requisitos por nosotros mediante Cristo, recuperándonos a gran precio. Cristo murió en la cruz para redimirnos (Gá. 3:13; Tit. 2:14; 1 P. 2:24; 3:18); Su sangre obtuvo eterna redención para nosotros (1 P. 1:18-19).
Vemos que la propiciación propicia la redención, la redención produce la justificación, que a su vez produce la reconciliación. y aunque estas palabras no son lo mismo, se relacionen entre sí. Todas estas cosas fueron realizadas por medio de la persona de Cristo, Su muerte y resurrección. Por tanto alguien tenía que pagar por la caída del hombre. ¿Entonces, sobre qué descansa la justificación y todo lo demás? Sobre la propiciación, es decir, la persona del Señor. Ninguna otra persona o criatura podía ser la propiciación.
El lugar donde se realizaba la propiciación era en la Cubierta expiatoria o tapa del Arca. En el Antiguo Testamento estaba escondida en el Lugar Santísimo. En el Nuevo Testamento como tipo, Cristo, como propiciatorio, es la realidad de la cubierta expiatoria.
La palabra hebrea que se puede traducir tapa del Arca es caporet, que significa cubrir. En la Septuaginta esta palabra fue traducida ilastérion que significa el lugar de propiciación (lo cual implica perdonar y tener misericordia: las palabras que se traducen propicio en He. 8:12 y en Lc.18:13 son la raíz de ilastérion y un derivado de ésta, respectivamente). La versión King James lo traduce con el significado de “asiento de misericordia”, refiriéndose al lugar donde Dios concede misericordia al hombre. En He. 9:5 Pablo usó la palabra ilastérion para referirse también a la tapa del Arca. Aquí en Ro. 3:25, se usa la misma palabra, ilastérion, para mostrar que la tapa del Arca representa a Cristo como el propiciatorio puesto por Dios.
Además de ilastérion, otras dos palabras derivadas de la misma palabra griega de la cual se deriva ilastérion, son usadas en el Nuevo Testamento para mostrar cómo Cristo quitó el pecado del hombre a fin de establecer una relación de paz entre el hombre y Dios. Una de éstas es iláskomai (He. 2:17), que significa propiciar, es decir, apaciguar, reconciliar a uno al satisfacer las exigencias del otro; y la otra es ilsamós (1 Jn. 2:2; 4:10), que significa aquello que propicia, es decir, sacrificio propiciatorio.
"A quien Dios presento como propiciación (Cristo) por medio de la fe en su sangre" (Rom 3.21-26) “Jesucristo el justo, y Él (Su persona) es la propiciación por nuestros pecados;”.(1 Juan 2:1-2)
La Redención
La Redención es la liberación que el hombre recibe al ser eximido de la culpa del pecado y de la maldición que recayó sobre él por causa del juicio de Dios, debido a que Cristo pagó la deuda que tenia el hombre ante Dios y recibió su castigo para quitar la maldición de la ley que recaía sobre el hombre. "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición" (Gálatas 3.13)Nosotros originalmente pertenecíamos a Dios pero fuimos separados de Dios y excluidos de su presencia por causa de la desobediencia y el pecado. Los requisitos de la santidad, de la justicia y de la gloria de Dios eran para el hombre imposible satisfacerlos. Sin embargo, Dios pagó el precio de esos requisitos por nosotros mediante Cristo, recuperándonos a gran precio. Cristo murió en la cruz para redimirnos (Gá. 3:13; Tit. 2:14; 1 P. 2:24; 3:18); Su sangre obtuvo eterna redención para nosotros (1 P. 1:18-19).
Vemos que la propiciación propicia la redención, la redención produce la justificación, que a su vez produce la reconciliación. y aunque estas palabras no son lo mismo, se relacionen entre sí. Todas estas cosas fueron realizadas por medio de la persona de Cristo, Su muerte y resurrección. Por tanto alguien tenía que pagar por la caída del hombre. ¿Entonces, sobre qué descansa la justificación y todo lo demás? Sobre la propiciación, es decir, la persona del Señor. Ninguna otra persona o criatura podía ser la propiciación.
La redención es diferente de la propiciación, aunque descansa en la propiciación. La propiciación es el precio que se paga; la redención es el rescate que se consigue gracias a ese precio; entonces ahora la persona es redimida, rescatada, porque se pagó por ella, porque hubo una propiciación, de manera que hay también una redención. Son aspectos diferentes, pero que se relacionan entre si y esos son reales para nosotros.
Un concepto erróneo sobre la redención
Muchos predicadores enseñan que fuimos redimidos de la mano del diablo, que éramos sus esclavos, y es por eso que el Señor Jesús tuvo que derramar Su sangre para redimirnos, es decir liberarnos de él. ¿Es esto así? No. Si tal fuera el caso, esto indicaría que Dios habría reconocido que el diablo tenía derecho legal sobre nosotros. Supongamos que alguien que usted conoce le roba un artículo; si usted paga un precio por recobrar lo que le robaron, está reconociendo que el robo es lícito. El ejemplo de la justicia humana es claro, de ninguna manera se paga al ladrón por devolver el objeto robado. Si decimos que el Señor Jesús derramó Su sangre para redimirnos pagándole al diablo el precio correspondiente, damos a entender que Dios reconoce la legitimidad de la caída del hombre en manos del diablo. Por supuesto que esto no es así.Conclusión:
El hombre pecó y desobedeció a Dios, la ley de Dios lo condenó recibiendo así la maldición de la ley que es la muerte. Cristo misteriosamente siendo Dios y hombre se ofreció como sacrificio expiatorio (Expiación) por medio de su muerte en la cruz por el hombre (Propiciación) para librarnos con su sangre de la maldición de la ley (Redención) y de esta manera justificarnos, perdonarnos y reconciliarnos con Dios (Salvación eterna)
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