Leer y orar la Palabra de Dios
Hemos recibido de parte de Dios: Su Palabra y Su Espíritu. La Palabra nos revela a Dios a fin de conocerle, y el Espíritu nos transmite a Dios, a fin de que le experimentemos. El Espíritu necesita la Palabra para hacerce real en nosotros mientras que la Palabra sin el Espíritu es simplemente letra o un conocimiento de Dios. La Palabra de Dios y el Espíritu juntos hacen que Dios sea viviente y real para nosotros.
La Biblia nos da a conocer las cosas relacionadas al Espíritu, y el Espíritu hace real para nosotros las cosas que hay en la Biblia. Tanto la Palabra de Dios como el Espíritu de Dios son uno.
2 Timoteo3:16 dice: “Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios”, lo cual indica claramente que la Palabra de Dios es Su Espíritu como el aliento de Dios que podemos respirar.
Al orar y Leer la Biblia tenemos contacto con el Espíritu
La manera de leer la Biblia no es por un método en particular, sino con la oración. Por medio de leer y orar de forma apropiada nuestro espíritu se aviva, somos iluminados y tenemos una experiencia con el Espíritu del Señor.
Debemos saber que Dios es Espíritu y la única manera de contactar a Dios es por medio de nuestro espíritu y no tan solo de manera mental (Juan 4.23) “Juan 6 dice: que las palabras del Señor son espíritu, por lo cual tenemos que leerlas en el espíritu. Es decir, solamente podemos tocar las cosas espirituales con el espíritu. La Biblia no es solamente un libro compuesto de palabras o letras impresas.
La Biblia misma es espíritu o aliento de Dios. Por esta causa, todo el que la lee debe acercarse a ella y leerla en el espíritu”.Esto indica que necesitamos recibir la palabra de Dios por medio abrirnos al Espíritu en toda oración. Puesto que el mismo Espíritu que mora en nosotros también es aquel que está en las Escrituras, cada vez que leemos la Palabra con un espíritu en oración, disfrutamos las riquezas, somos alumbrados y nos apropiamos del poder en la Palabra viva de Dios. De esta manera, la Biblia deja de ser para nosotros simplemente un libro de historia, ética, doctrinas o profecías y llega a ser mejor dicho, una fuente de suministro espiritual.
Orar y leer la palabra del Señor es una manera practica de comer y beber a Cristo Tanto la Palabra como el Espíritu son Cristo mismo. Él es la Palabra eterna (Jn. 1:1, 14) y es llamado la Palabra de Dios (Ap. 19:13), y en la resurrección, Él es el Espíritu que da vida (1 Co. 15:45, 2 Co. 3:6). Por consiguiente, Cristo es la realidad de la Palabra y el Espíritu que da vida. Cada vez que abrimos la Biblia debemos estar conscientes de que nos acercamos a Él; no solamente estamos leyendo Su Palabra, sino también teniendo comunión con Él como la Palabra y de esta manera le estamos comiendo y bebiendo.
En cierta ocasión, el Señor Jesús reprendió a los judíos por escudriñar las Escrituras sin venir a Él para que tuvieran vida (Jn. 5:39-40). Su mensaje era claro: leer la Biblia sin venir al Señor mismo es una búsqueda vacía. Por más preciosa que Su Palabra sea, obtener solo el conocimiento de la Palabra, nunca debe reemplazar que podamos recibir a Cristo como vida en la Palabra.
Es necesario que leamos cada día una porción de la palabra y ejercitemos nuestro espíritu en la oración cada vez que acudamos a la Palabra a fin de recibir el Espíritu y para que nuestro ser sea nutrido y no solo para satisfacer nuestro intelecto, es preciso que apliquemos nuestra facultad mental que ha sido renovada como un instrumento gobernado por el Espíritu para entender las Escrituras.
A través de los siglos, las verdades divinas en la Biblia, las cuales se asemejan a tesoros escondidos, solamente podían ser vistas por aquellos que se esforzaban en estudiar la Palabra con oración, libro por libro, pasaje tras pasaje, verso por verso e incluso, palabra por palabra. A medida que cada uno de ellos se apoyaba con sencillez y humildad en los hombros de los expositores anteriores de las Escrituras, con un espíritu de sabiduría y revelación, miraron algo más profundo e interpretaron los misterios de Dios, Cristo. Nosotros como creyentes, debemos seguir su ejemplo...
Orando y leyendo la Palabra combatimos contra el enemigo de Dios
En Efesios 6:17 y 18: “Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos”. Según estos versículos, se lucha tomando la palabra de Dios con toda oración. Este pasaje habla de orar-leer, y de tomar la palabra de Dios con toda oración. Combatir contra el enemigo usando nuestros pensamientos y nuestras palabras no conduce a nada. No podemos usar nuestra mente ni nuestras expresiones para luchar contra él. La manera más eficaz de hacer guerra contra el enemigo es orar y leer la Palabra de Dios.