El evangelio del Reino
El evangelio del reino, la autoridad de Dios y la rebelión de Satanas
El problema fundamental en el universo es la rebelión contra la autoridad de Dios (Is. 14:12-14:A.) La intención de Satanás es transgredir la soberanía de Dios, usurpar la autoridad de Dios, derrocar el trono de Dios y establecer su propio reino (Mt. 12:26; Ef. 2:2.B.) Cuando el hombre cayó, se rebeló contra Dios, desechó la autoridad de Dios, negó Su autoridad y rechazó Su gobierno (Gn.3:6, 11; Ro. 5:12; 1 Jn. 3:4). Por medio del evangelio del reino, Dios hace que las personas se sometan al gobierno de la autoridad celestial, de modo que lleguen a ser Su reino, quienes son gobernados por Su autoridad (Mt. 24:14; Ap. 1:5-6:)
La predicación del evangelio del reino
El Nuevo Testamento predica el evangelio desde la perspectiva del reino; debido a que el reino de Dios es el verdadero evangelio, para conocer el evangelio tenemos que conocer el reino (Mr. 1:14-15; Hch. 8:12.B.).En Mateo la meta del evangelio del reino es establecer el reino de los cielos, introduciendo a las personas en el Dios Triuno, de modo que ellas lleguen a ser ciudadanas del reino de los cielos (28:19; Ro. 14:17.).
El evangelio es para el reino, y el evangelio es proclamado para que los pecadores rebeldes puedan ser salvos, capacitados y equipados para entrar en el reino de Dios (Mr. 1:14-15; Mt.4:17; Hch. 8:12:) El evangelio del reino introduce a los creyentes en la esfera del gobierno divino, de modo que ellos puedan participar de las bendiciones de la vida divina en el reino divino (1 Ts. 2:12.)
Dios manda a todos que se arrepientan por causa del reino (Mt.3:2; 4:17; Hch. 17:30:) Arrepentirse significa que originalmente éramos rebeldes y estábamos en contra de Dios y su autoridad, pero ahora nos hemos vuelto al Señor en sumisión (Mt. 3:2; 4:17.) Arrepentirse es experimentar un cambio en la manera de pensar que lo lleva a uno a cambiar de propósito (Lc. 3:3, 8; 5:32; 17:3; Hch. 17:30-31.) El arrepentimiento es necesario principalmente para poder entrar al reino de Dios; si no nos arrepentimos, es decir, si no cambiamos nuestros conceptos, no podremos entrar en el reino (Mr. 1:15; Mt. 3:2; 4:17)
La regeneración o nacer de Dios para entrar en el reino de Dios
Nosotros, como creyentes de Cristo, fuimos regenerados para entrar en el reino de Dios como la esfera de la especie divina, a fin de vivir sujetos al gobierno de Dios en vida, luz y amor (Jn. 3:3,5, 15-16; Col. 1:12-13.). La única manera de entrar al reino de Dios se requiere la vida divina; por lo que es necesario que recibamos a Dios como vida y ganemos a Dios mismo; en esto consiste la regeneración (Jn. 3:3, 5, 15; 1 Jn. 5:11-12.)
Nosotros entramos por medio de la regeneración y nacimos en el reino de Dios, y ahora la vida divina que está en nuestro espíritu conoce el reino de Dios y somos de la especie divina (Jn. 3:5-6.) Al nacer de Dios somos hijos de Dios, es decir Dios-hombres, que poseen la vida y la naturaleza de Dios pero no su deidad (Jn.1:12-13; 3:3, 5) Por medio de la regeneración fuimos trasladados al reino placentero del Hijo amado de Dios, una esfera donde somos gobernados en amor con vida; el reino en el cual nos hallamos hoy es una esfera divina, espiritual y mística llena de vida, luz y amor (Col. 1:12-13; 1 P. 2:9)
La predicación del evangelio del reino al final de esta era
El evangelio del reino será predicado en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones antes del fin de esta era (Mt. 24:14:) Esta predicación, representada por el caballo blanco del primer sello de Apocalipsis 6:1-2, será una señal de la consumación de esta era. El evangelio del reino debe ser llevado a toda la tierra habitada por medio de las iglesias que tienen el testimonio del Señor (Mt. 24:14;1 Ts. 1:8.) Puesto que toda autoridad le fue dada al Cristo resucitado, Él envió a Sus discípulos a hacer discípulos a todas las naciones; ellos van con Su autoridad (Mt. 28:18-19:)
Hacer discípulos a las naciones es hacer que los paganos sean el pueblo del reino para establecer aun hoy en la tierra el reino de Cristo, el cual es la iglesia (1Ts.1:9;2:12;Ap.1:5-6,9;5:9-10 ). El propósito intrínseco de nuestra predicación del evangelio es introducir a las personas de las naciones en el Dios Triuno, a fin de hacerlas ciudadanas del reino de los cielos (Mt. 24:14;28:18-19)
Según Mateo, ser bautizado en la realidad del Padre, el Hijo y el Espíritu tiene como fin constituir el reino de los cielos v. 19:1. No se puede formar el reino celestial como se organiza una sociedad terrenal, con seres humanos de carne y sangre (1 Co. 15:50.2.) El reino celestial de Dios sólo puede constituirse de los que han sido sumergidos en una unión con el Dios Triuno, confirmados y edificados con el Dios Triuno, quien se ha forjado en ellos (Ro. 6:3-4; 14:17; Gá. 3:26-27; 4:19;5:21; Ef. 3:14-19; 5:5)
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