Dios es vida

¿Qué es la vida? 

Al explicar lo que es la vida, primero debemos tener un entendimiento claro acerca de una cosa: la clase de vida que, en todo el universo, puede considerarse vida. En el texto original griego del Nuevo Testamento la palabra vida es usada de varias maneras: Al referirse a la vida divina, se usa la palabra Zoé, la cual denota la vida más elevada, bíos para hablar de la vida del cuerpo o biológica y psujé para referirse a la vida del alma.

¿Qué significa la palabra divino?

Ser divino significa ser de Dios, tener la naturaleza de Dios o trascenderlo todo y ser distinto de todo lo demás. Sólo Dios es Dios, sólo Dios tiene la naturaleza de Dios y sólo Dios lo trasciende todo y es distinto; por consiguiente, sólo Dios es divino. La vida de Dios es Dios mismo. 

¿Qué quiere decir eterno? 

Eterno significa no creado, que no tiene comienzo ni fin, que existe por sí mismo y para siempre con una existencia inmutable. Dios es lo único que no fue creado; sólo El existe desde la eternidad hasta la eternidad (Sal. 90:2, [heb.]), es decir, sin principio ni fin. El es “Yo soy el que soy” (Ex. 3:14), y siempre es “el mismo” (Sal. 102:27). Puesto que Dios mismo es así, así también es la vida que es Dios mismo. La vida de Dios, como Dios mismo, es increada, es decir, no tiene principio ni fin, existe por sí misma y para siempre, y es inmutable; por lo tanto, la vida de Dios es eterna. Por esta razón las Escrituras llaman la vida de Dios vida eterna. Sólo la vida de Dios es vida; las otras vidas no figuran como vida, porque solamente la vida de Dios es divina y eterna.

Puesto que lo divino y lo eterno son la naturaleza de Dios y muestran las características de Dios mismo. 
Consideremos el ejemplo de una copa de oro. Su naturaleza es oro y además es inoxidable. Sin embargo, el oro no solamente caracteriza la copa, sino que también constituye su misma esencia; mientras que el hecho de que es inoxidable se debe a su calidad de oro. De igual manera, la vida de Dios es eterna porque es divina. (Ser divino no sólo indica lo que es de Dios, sino a Dios mismo).

En el universo, ninguna vida creada, ya sea de ángel, de hombre, de animal o de planta tiene la naturaleza divina; por lo tanto, ninguna vida creada es eterna. Sólo la naturaleza de la vida increada de Dios es divina y eterna. por lo tanto, sólo la vida de Dios es considerada vida, porque la vida denota algo viviente, y todo lo que se considere vida debe ser algo inmortal e inmutable, no puede ser retenida por la muerte y es indestructible (Hch. 2:24; He. 7:16) .Por lo tanto, desde el punto de vista de la eternidad, sólo la vida de Dios es vida. No sólo tiene el nombre de Vida, sino también la realidad de vida.

La manifestación de la vida y su fluir

En cuanto a la naturaleza divina y eterna de Dios mismo, Dios es vida. Pero si Dios no fluye, aunque es vida con respecto a Sí mismo, para nosotros no lo es. El tiene que fluir; entonces será vida para nosotros. Su fluir pasa por dos etapas. La primera etapa consiste en que Dios se hizo hombre en Jesús. Esto hizo posible que El saliera de los cielos para fluir en medio de los hombres y manifestarse como vida (Jn. 1:1, 14, 4). Así que, por una parte la Biblia, hablando de esto, dice que fue “manifestado en carne” (1 Ti. 3:16) y, por otra, dice que “la vida fue manifestada” (1 Jn. 1:2). Por tanto, cuando El estaba en la carne, dijo que El es la vida (Jn. 14:6).

Aunque en la primera etapa de este fluir El podía manifestarse a nosotros como vida, nosotros no podíamos recibirlo como vida. Por eso tuvo que dar el segundo paso para fluir. 

El segundo paso de Su fluir consistió en ser clavado en la cruz. Mediante la muerte, el cuerpo de carne que El había tomado fue quebrantado, permitiendo que El fluyera de la carne y llegara a ser el agua viva de vida para que nosotros lo recibiéramos (Jn. 19:34; 4:10, 14).

La roca mencionada en el Antiguo Testamento lo tipificaba; esta roca fue herida y de ella salió agua viva para que la obtuviera el pueblo de Israel (Ex. 17:6; 1 Co. 10:4). Dios se hizo carne para ser un grano de trigo que contuviera vida. Fue crucificado para que, fluyendo, pudiera salir de la cáscara de la carne y entrar en nosotros —Sus muchos frutos— y llegar a ser nuestra vida (Jn. 12:24).

 Este fluir de Dios comenzó en Su trono: primero entró en Jesús el nazareno; luego pasó por la cruz y entró en los apóstoles; después este fluir salió de los apóstoles como ríos de agua de vida (Jn. 7:38); pasó por los santos de todos los siglos, y finalmente entró en nosotros. Este fluir saldrá de nosotros y entrará en millones más y seguirá así por toda la eternidad, fluyendo para siempre y sin cesar, tal como lo afirman Apocalipsis 22:1-2 y Juan 4:14.

Recibir al Hijo es recibir la vida y su fluir

En 1 Juan 5:12 dice: “El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo, no tiene la vida”. Juan 3:36 también dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo, no verá la vida”. Estos dos versículos de las Escrituras nos dicen que si un hombre no tiene la vida de Dios, no tiene vida. Esto nos muestra que a los ojos de Dios, sólo la vida de El es vida; aparte de ésta, ninguna vida puede considerarse vida. Así que, cuando se menciona la vida de Dios en la Biblia, se hace referencia a ella como si fuera la única vida (Jn. 1:4; 10:10; 11:25; 14:6; etc.). Por lo tanto, Si un hombre no tiene la vida de Dios, no tiene realmente vida, porque la vida del hombre es temporal y tiene caducidad, Sola la vida de Dios es real y eterna.

Los versículos de la biblia son muy claros y nos dicen: Que el que cree en Cristo, tiene vida eterna y no dicen tendrá sino tiene, es decir el verbo tener en presente. (Juan 3:36, 5:24, 6:47, 6.54,1 Juan 5:12,) Nos dicen que Dios nos ha dado al Hijo para que el que crea tenga vida eterna, y No dice tendrá (Juan 3:15-16, 4:15,6:40 10:10,20:31) Y que Dios nos ha dado vida eterna en su Hijo (1 Juan 5:11)

La vida eterna no se recibe en un futuro, porque la vida eterna es la misma vida del Hijo de Dios que usted recibe al creer. (1 Juan 5:11-12,20, Colosenses 3:4)

¿Deseas recibir la vida de Dios en tu interior?

 Realiza esta oración: Señor reconozco que he estado separado de ti. Creo que moriste por mis pecados y que resucitaste de entre los muertos. Te abro hoy las puertas de mi corazón, Te recibo como mi Señor y Salvador de mi vida. Entra en mí!¡ lléname de tu vida! Señor Jesús, haz de tu voluntad y propósito en mí. Amén.


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