Cristo, el Amén de Dios
La palabra “Amén” es de origen hebreo y significa 'así sea', 'así es'. En algunos contextos también significa 'en verdad’ o ‘ciertamente’ Sí, estoy de acuerdo, Así es”. Se utiliza como una fórmula de confirmación y afirmación y es un Sí muy serio en el contexto de dirigirnos a Dios.
Muchas personas dicen Amén a cualquier frase que se refiera a Dios, aunque este errada. Esto se debe a la falta de conocimiento de la realidad de Dios, su propósito, palabra revelada, y a la falta de discernimiento espiritual.
Posiblemente pensemos que la palabra Amén es algo superficial, pero en realidad no lo es, porque solo lo que tenga que ver con la persona de Cristo y su obra le pertenece el Amén. Por tanto ni usted ni yo, ni nuestras opiniones son el Amén, tan solo todo aquello que procede de Cristo son un Amén en Dios y para la gloria de Dios.
En 2ª Corintios 1:19-21 dice: “ Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios”
En Apocalipsis 3:14 dice: “escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. En este versículo se refiere a Cristo como el Amén. ¡¡Jesús es el Amén de Dios!! ¡El es la verdad y el verdadero! En Cristo se cumplen todas las promesas de Dios y Él es la realidad del Amén. Todo en esta tierra es pasajero e incierto solo sus palabras no pasarán. Cristo es el verdadero Amén, Él es la única realidad y el único "así es" en el universo porque en Él todo es cierto y se cumple todo lo prometido por Dios por medio de nosotros para la gloria de Dios. Nuestro Amén es la respuesta a Dios en oración confirmando cuando nos damos cuenta de su propósito y de que Cristo es nuestra realidad y nuestro todo.
En conclusión: Detengámonos y asegurémonos de que lo que se comparte es según Cristo antes de decir un amén para no participar del engaño. Si decimos un Amén a algo engañoso, religioso o pecaminoso que no sea según Dios se hará cómplice de las tinieblas y del error, y lo fomentará.
