La batalla espiritual en el universo



En el universo existen tres voluntades: la voluntad divina, la voluntad satánica y la voluntad humana. Si queremos saber cómo la iglesia puede ser el guerrero de Dios que libra la guerra espiritual, debemos conocer estas tres voluntades e intenciones.  La voluntad de Dios, ya que existe por sí misma, es eterna, increada. Los ángeles, como seres creados, también tienen una voluntad. Uno de ellos, un arcángel, fue designado por Dios para gobernar el universo que existía antes de la creación de Adán. Debido a su alto rango y a su belleza, este arcángel se enorgulleció. Ese orgullo dio lugar a una intención maligna, la cual vino a ser la voluntad satánica. Por lo tanto, además de la intención de Dios, la voluntad de Dios, hay una segunda intención, una segunda voluntad, pues ahora la voluntad satánica se opone a la voluntad de Dios.

Toda batalla tiene su origen en este conflicto de voluntades. La guerra no existía en el universo antes de que la voluntad satánica se levantara en contra de la voluntad divina. La controversia en el universo comenzó cuando el arcángel se rebeló en contra de Dios .

En Su grandiosidad, Dios le dio al hombre libertad de elegir entre la voluntad divina o la voluntad satánica. Si la voluntad humana elegía la voluntad divina, entonces la voluntad de Dios se llevaría a cabo. Pero si elegía la voluntad satánica, la voluntad de Satanás se cumpliría, al menos temporalmente. Como todos sabemos, la voluntad humana se puso del lado de la voluntad satánica, o sea, que el hombre escogió seguir a Satanás y aliarse a la voluntad satánica. Por consiguiente, Satanás obtuvo temporalmente la victoria.

Sin embargo, por medio del arrepentimiento, el hombre puede volverse de la voluntad satánica a la voluntad divina, del lado de Satanás al lado de Dios. El primer mandamiento que se da en los Evangelios es arrepentirse, y los siguientes dos son creer y ser bautizado. Cualquier pecador que desee ser salvo tiene que obedecer estos tres mandamientos. Debe arrepentirse ante Dios, creer en el Señor Jesús y ser bautizado en agua. Arrepentirse es dar un giro de la voluntad satánica a la voluntad divina.

Desde el día en que fuimos salvos, nuestra vida cristiana ha sido una vida de batalla. Esto mismo les ocurrió a los hijos de Israel después de su éxodo fuera de Egipto. La guerra espiritual descrita en Efesios 6.  forma parte de la escena invisible que está detrás de la escena visible. Esto significa que,  se libra una guerra entre Dios y Satanás en los aires. Las regiones celestes están llenas de las huestes satánicas.

Debemos ser personas que combaten contra las huestes aéreas de Satanás a fin de ganar más de Cristo con miras a la edificación del Cuerpo de Cristo, con lo cual establecemos el reino de Dios y lo extendemos para que Cristo pueda regresar a heredar la tierra. No basta con que simplemente seamos personas santas y espirituales. Debemos aprender de Josué y Caleb a representar los intereses de Dios en esta era para combatir contra los enemigos a fin de que las personas puedan ganar a Cristo y que Cristo crezca en Sus buscadores.

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