La necesidad de orad y velad


¿Qué significa el verbo «velar»? significa supervisar o mirar con los ojos abiertos. Significa prevenir cualquier peligro o emergencia. Velar en oración y súplica indica tener capacidad para discernir las asechanzas de Satanás y descubrir los fines que persigue y los medios que este utiliza.

 La oración es una clase de servicio que debe colocarse en una posición preeminente. No importa los numerosos mensajes que se den para recordarnos que el culto principal es el de oración, y que si fallamos en nuestra vida de oración, fallamos en todo. Uno que conoce al Señor profundamente dijo una vez: «Todos hemos cometido el pecado de descuidar la oración; debemos decirnos a nosotros mismos: tú eres ese hombre». Debiéramos decirnos en realidad a nosotros mismos: ¡Tú eres ese hombre! No debemos echar la culpa a otros por no orar; nosotros mismos necesitamos arrepentimos.

 Satanás sabe muy bien que la obra espiritual que no está establecida sobre el fundamento de la oración, no tiene mucho valor y con el tiempo fracasará. Por tanto, su estrategia consiste en mantenernos tan ocupados en otras cosas, que descuidemos la oración. Debemos hacer la guerra orando para que el enemigo no nos robe el tiempo de oración. Siendo fuertes y poderosos, parados firmemente sobre la verdad de que estamos en Cristo, y orando por la victoria de la cruz. Debemos utilizar la victoria completa de Cristo en la cruz y esforzarnos por orar, echando al enemigo de nuestra posición de oración para poder mantenerla. En el nombre del Señor y por su victoria en la cruz, tenemos que barrer todos estos obstáculos de la oración. Dios quiera que sepamos cómo ejercer su poder victorioso.

Tenemos que pelear por el tiempo de oración, debemos tener tiempo para orar. Si esperamos hasta que tengamos algunos momentos libres para orar, no tendremos la oportunidad de hacerlo. Debemos apartar algún tiempo definido. «Aquellos que no apartan tiempo para orar -advierte Andrés Murray- no oran.» Por esta razón, necesitamos velar para poder tener tiempo para orar. También tenemos que utilizar la oración para proteger este tiempo de oración, a fin de que no nos sea arrebatado por las asechanzas de Satanás. Charles Spurgeon dijo en una ocasión esto: "Oren para poder orar: oren hasta que puedan orar; oren para recibir ayuda para orar, y no renuncien a la oración porque no puedan orar” "A veces creemos que estamos demasiados ocupados para orar. Este es un gran engaño, porque orar es ganar tiempo“

Tan pronto como nos ponemos a orar, surgen todo tipo de impedimentos, pensamientos que comienzan a dispersarse, pensamientos innecesarios que nos perturban precisamente en el momento de orar. Esto envuelve una batalla. Antes de orar debemos orar para pedirle a Dios que nos capacite para orar. Y durante el tiempo de oración, debemos pedir a Dios que nos ayude a orar con un sólo sentir, a fin de que nuestra oración no sea estorbada por ninguna asechanza del enemigo. Tenemos que velar y resistir las asechanzas de Satanás, con oración, no sólo para que podamos orar, sino para que podamos orar todo el tiempo destinado a la oración. Durante la oración, además, tenemos que guardarnos contra todo lo que no sea verdadera oración. Debemos saber que Satanás no sólo nos impedirá que tengamos tiempo y poder para la oración. Él también hará que malgastemos el tiempo destinado a la oración pronunciando muchas palabras dispersas, sin relación, sin importancia y vacías, así como también numerosas peticiones vanas.

Un hermano relató la siguiente historia: «Leí lo que le ocurrió a Evan Roberts. Una vez, estuvieron varios en su casa orando por cierto motivo. En medio de la oración de un hermano, Evan Roberts se levantó y le puso la mano sobre la boca al que estaba orando, y le dijo: ‘Hermano, usted no necesita continuar orando, pues no está orando en absoluto’. Mientras yo leía este incidente, pensé: ¿Cómo pudo Evan Roberts hacer esto? Sin embargo, lo hizo en realidad. Y ahora sé que lo que hizo estuvo bien». Muchas palabras en nuestra oración se dicen en la carne y por instigación de Satanás; hacen que la oración sea muy larga, pero irreal e inútil. En consecuencia, tenemos que velar y orar. No alarguemos el tiempo, no demos demasiadas razones; simplemente derramemos nuestro sincero deseo delante de Dios y nunca usemos muchas palabras vanas. Tengamos el cuidado de no hablar descuidadamente.

No ore usted si no tiene ningún deseo en su corazón. Todas las oraciones deben estar dominadas por el deseo. Algunos creyentes, después de haber orado durante diez o veinte minutos, no pueden decirnos qué le han pedido a Dios. Aunque dicen muchas palabras en la oración, sin embargo, ni siquiera saben qué es lo que le piden. Tal expresión no tiene ningún ánimo ni meta, y no puede considerarse como oración. Siempre tenemos que estar alertas para marchar hacia la meta, para no permitir que entren palabras no deseadas, y para guardarnos de hacer oraciones que no son oraciones en absoluto. Charles Spurgeon dijo: Para que la oración tenga algún valor, debe tener peticiones definidas por las cuales suplicar. Hermanos míos, a menudo divagamos en nuestras oraciones, yendo tras esto, eso, y lo otro, sin obtener nada, porque en cada caso realmente no deseamos nada.
 Apuntes del libro:  La oración. -Wachtman Nee -

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