Bendecir y alabar a Dios según su revelación
Significado de bendito y bendición
Las dos palabras provienen de la misma raíz griega. La palabra griega traducida “bendito” significa loado, alabado con adoración; mientras que la palabra griega que se traduce “bendición” alude a palabras o expresiones buenas, agradables y amables. La palabra griega, cuyo significado básico es “hablar bien de alguien”, es la que empleó el apóstol Pablo en 1:3. El la usa para alabar, elogiar y exaltar a Dios. Por tanto, alabar a Dios es hablar bien de El.
Efesios 1:3 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”.
Nuestra alabanza debe ser según la revelación de Dios.
Se requiere revelación para alabar a Dios conforme a lo que Pablo expresa en Efesios 1:3. La alabanza expresada en 1:3 es honda y profunda, pues abarca toda la economía neotestamentaria.
Una alabanza más elevada
La mayoría de los cristianos alabamos a Dios por Su eterna misericordia pero esta alabanza es poco elevada y básica, no incluye la obra de Dios en la encarnación, ni en la impartición de vida; simplemente se refiere a que Dios es misericordioso. Esta alabanza no tiene nada que ver con el hecho de que Dios se hizo
hombre, ni con lo que Dios ha realizado al darnos su Espíritu santo para
hacernos Sus hijos. Necesitamos que nuestra alabanza sea más elevada reconociendo lo que Dios es, ha hecho y hará en y con nosotros.
Cristo nos ha sido dado y nos pertenece; por esta razón, todo lo que Dios es para El, ha sido trasmitido a nosotros. Esto es mucho más grande que la misericordia. Dios no sólo es misericordioso con nosotros, El es nuestro Dios y nuestro Padre, y nosotros somos Sus hijos, no solamente Sus criaturas. No sólo somos personas que Dios creó, que cayeron y que fueron redimidas; también somos Sus hijos y poseemos Su vida y Su naturaleza. Así que, somos uno con El. ¡Que el Señor abra nuestros ojos para que veamos esto!
Hablar bien de Dios conforme a la economía neotestamentaria
Cuando hablamos bien de Dios, debemos incluir el concepto de la encarnación, la impartición de vida y la trasmisión celestial y espiritual. También es necesario que incluyamos la idea de que Cristo es el Señor y la Cabeza, y de que Jesús es Jehová nuestro Salvador, quien lleva a cabo nuestra redención y salvación. Además, es necesario tener presente que Cristo es el Ungido de Dios, quien cumple plenamente el propósito de Dios. Las palabras elevadas con las que hablamos bien de Dios, o sea, nuestras alabanzas elevadas que ofrecemos con respecto a Dios, no deben provenir de nuestro concepto natural, sino que deben estar llenas de revelación en cuanto a todos los maravillosos aspectos de la economía neotestamentaria de Dios.
En 1 Pedro 1:3 se usa también la palabra “bendito”. En griego, la palabra “bendito” significa hablar bien de alguien, alabar con adoración. Así, pues, según la revelación divina hallada en la Biblia. Bendecir y alabar a Dios el Padre es hablar bien de Él y de todo lo que Él es para nosotros, de todo lo que Él ha hecho por nosotros y de todo lo que Él hará por nosotros. No significa meramente alabarle por lo que Él haya hecho por nosotros o nos haya dado en términos de cosas objetivas o materiales.
Los diez versículos del capítulo uno de 1 Pedro nos dicen lo que el Padre ha hecho por nosotros a través del Hijo y por medio del Espíritu. El Padre ha hecho mucho por nosotros a través de Su Hijo. Todo lo que el Padre ha hecho por nosotros a través del Hijo nos es aplicado por el Espíritu Santo. Debemos hablar bien acerca de todas estas cosas.
¿Cómo debemos alabar a Dios?
Muchos cristianos piensan que bendecir a Dios es lo mismo que alabarle. Ciertamente esta comprensión no es incorrecta, pues siempre que usted se propone alabar a Dios, sabe que debe expresar algo acerca de Él.
Un niño diría: “Dios mío, te alabo por darme un buen padre que me ama y gana mucho dinero. Dios mío, también te alabo porque mi madre que me compra cosas buenas”. Muchos cristianos alaban a Dios mayormente por cosas materiales, diciendo: “¡Oh, bendito seas, Dios Padre! Te alabo por darme un buen negocio, una casa grande y una buena familia”. Pero esta alabanza es pobre y superficial y está muy por debajo de la norma revelada en en Efesios 1:3 y 1 Pedro 1:3-12.
La alabanza trae victoria y bendición
Al orar, todavía estamos inmersos en nuestra situación. Pero al alabar, nos remontamos por encima de nuestras circunstancias. La oración es una batalla, pero la alabanza es una victoria. No debemos murmurar en contra de los cielos si somos probados. Cuando alabamos al Señor, nos remontamos por encima de las pruebas, proclamamos lo que Dios es, ha realizado y realizará. Declaramos su gobierno y señorío sobre todas las cosas, situaciones y sobre su victoria sobre Su enemigo Este tipo de alabanza es sumamente agradable al Señor y recibe Su bendición.
La expresión más elevada de la vida espiritual de un creyente es su alabanza a Dios. Ninguna otra acción glorifica tanto a nuestro Dios como la alabanza. Siempre que alabamos, Satanás huye; por eso, él detesta nuestras alabanzas, porque le recordamos su derrota.
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. (Hebreos 13:15)
Bendeciré al Señor en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. (Salmos 34:1)
Apuntes de los Estudio vida de 1 Pedro, y Efesios.