Volvernos de los ídolos a Dios


La conversión a Cristo consiste en volverse de los ídolos y el pecado a Dios. Los ídolos no solo son criaturas o imágenes talladas, incluso usted puede considerarse "un dios o ídolo" para sí mismo. La Biblia habla de los hombres como "amadores de si mismos y de los deleites", "cuyo dios es su vientre" (2 Tim 3:2-4, Fil. 3:19) Solemos pensar que la predicación del Evangelio consiste en hacer volver a las personas del pecado a Dios. Pero esto es insuficiente, Dios desea también que los hombres se vuelvan de sus ídolos a Él. (1Tes.1:9)

¿Sabe usted qué es lo que marca el comienzo de la vida cristiana? 

La vida cristiana comienza cuando nos volvemos de los ídolos a Dios. Cuando nos apartamos de los ídolos, nos apartamos también del pecado, porque el pecado se esconde tras los ídolos.

Nada nos puede corromper más que los ídolos. Todo lo que usted ama por encima de Dios constituye un ídolo, y eso lo corrompe a usted. El enemigo de Dios usa los ídolos para corromper a los cristianos.

En realidad, los ídolos están ligados al Diablo y al pecado. En el amor al dinero, el amor a los entretenimientos y a las diversiones de hoy donde abunda el pecado, y es por esto que detrás de cada ídolo se esconden demonios. (Mateo 6:24)

Es relativamente fácil hacer que la gente se vuelva del pecado a Dios, pero es mucho más difícil que se vuelva de los ídolos a Dios. Una verdadera predicación del evangelio será más eficaz, si la gente se vuelve de los ídolos a Dios.

Muchos de nosotros todavía necesitamos seguir volviéndonos de ciertos ídolos a Dios. Si usted desea algo que no es Dios mismo, eso es un ídolo. Un ídolo es cualquier cosa aparte de Dios que nos atrae y nos distrae de Dios, es decir las cosas del mundo. Si alguien se distrae de esta manera, eso indica que necesita volverse de sus ídolos a Dios.

Nuestra vida cristiana debe ser una vida cuyo punto de partida sea el de volvernos de los ídolos a Dios y seguir volviéndonos de continuo a Él, día tras día, para que Cristo con su Vida y gracia reine en nosotros.


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