Caminar con Dios
¿Camina usted con el Señor o camina El con usted?
Caminar con Dios no es pasar por encima de Dios, ni es ser arrogantes, ni es obrar según nuestros conceptos y deseos, ni es actuar sin Dios. Caminar con Dios consiste en tomarlo a El como nuestro centro y nuestro todo, en obrar conforme a Su revelación y dirección, y en hacerlo todo con El. No consiste solamente en vivir para Dios y hacer obras para El, sino en vivir y actuar conforme a Dios.
Como dijimos, no es fácil caminar con otra persona. Supongamos que yo camino a su lado y tengo ideas diferentes a las suyas, y le digo: “Hermano, le estimo y deseo caminar con usted, pero no vaya por allí. Venga por aquí. No quiero ir en esa dirección”. Si digo eso, no estoy caminado con usted, sino que discuto con usted.
No obstante, eso es exactamente lo que hacen muchos creyentes que aman a Jesús. Dicen: “Señor, te amo y deseo seguirte. Quiero ir contigo”. No obstante, a la hora de la verdad, muchos no caminan con El, sino que pretenden caminar a su manera e incluso discuten con El.
Si deseamos andar con Dios debemos permanecer en El, siendo uno con El, en nuestros pensamientos, sentir y en nuestras decisiones. No se trata de imponer nuesta voluntad a Dios, ni orar para que se cumplan nuestros deseos. Se trata de abrirnos a su voluntad.
Caminar con el Señor implica mucho de parte de usted: negarse a sí mismo, negarse a sus pensamientos y a su amor, negarse a todo lo que proviene de usted. Implica que usted se entrega a El, que deja que El rija y vaya delante. Caminar con el Señor no es una cosa insignificante. Al caminar con El, usted muere.
Por otra parte, posiblemente pensemos que somos fieles y obedientes en nosotros mismos, pero le digo algo: solo Cristo es fiel y obediente, por lo tanto usted necesita estar lleno de El para serlo. ¡¡Gloria al Señor!!, que hemos recibido un Espíritu por el cual somos fortalecidos en el hombre interior, para así poder ser guiados por El y ser fiel en nuestro caminar con Dios.
"Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del cabal conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el pleno conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad" (Colosenses 1:9-10)