El edificio de Dios



Muchos cristianos piensan que el edificio o edificación de Dios es un edificio material que Dios está construyendo en los cielos. Esta idea en realidad es un concepto natural y religioso del edificio de Dios. En muchos lugares en la Biblia se habla del edificio de Dios y vemos que Dios en cuanto a su obra creadora descanso, pero en cuanto a su labor de edificación Dios sigue edificando su edificio. Nosotros hemos llegado a ser las piedras vivas, debido a que hemos recibido su vida divina y de esta manera al forjarse El en nosotros, llegamos a ser los materiales que son parte de su Edificio.

Después de crear al hombre, Dios comienza su obra de edificación, la cual será completada a lo largo de todas las generaciones y al final Dios obtendrá, no sólo un huerto, sino un edificio. El Edén es el lugar de la creación del hombre, como criatura de Dios, pero la nueva Jerusalén es donde Dios y el hombre moran juntos y son uno. En la creación, Dios creó al hombre pero no se forjó en él. El hombre no era el material. Sin embargo, al realizar Su obra de edificación, Dios mismo se forja en el hombre y edifica consigo mismo como el material. Así pues, en la obra de edificación que Dios realiza, Él se une y mezcla con el hombre.

Por tanto, el edificio de Dios consiste en la unión divina de Dios mismo con Su criatura, el hombre. Nosotros formamos parte de la creación de Dios y llegamos a ser parte de Su edificio cuando Dios es forjado en nuestro ser, sí no es así y nuestro ser no poseyera nada de Dios mismo, no formaríamos parte de Su edificio y solamente seríamos parte de Su creación. Así pues, ¿En qué consiste el edificio de Dios? Consiste en la edificación mutua entre Dios y el hombre.

Cristo es el templo, el tabernáculo y el edificio de Dios

Cristo, no solamente es Dios sino también hombre conjuntamente edificados. En el principio, Cristo era únicamente Dios. Juan 1:1 dice que en el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios. Sin embargo, el versículo 14 dice que el Verbo se hizo carne. El Verbo, quien es Dios mismo, se mezcló con la humanidad. Esto constituyó una edificación. El versículo 14 dice que cuando Cristo, el Verbo de Dios, se hizo carne, Él fijó tabernáculo entre nosotros. El Señor encarnado es, pues, un tabernáculo, una edificación en la que el material divino se mezcla con el material humano. En Cristo está tanto la divinidad como la humanidad. Sus dos naturalezas son los materiales que se han entremezclado a fin de ser edificados conjuntamente como una sola entidad. Cristo el Salvador, quien es Dios encarnado, es la edificación, la unión de la divinidad y la humanidad, es decir, el edificio compuesto de Dios y el hombre. Cuando Cristo entró en nosotros nos hizo parte de Él, nos unió a Él y por tanto nos hizo parte del edificio.

De manera individual y personal: soy una morada, un templo, un tabernáculo, una piedra, un miembro del cuerpo porque he recibido a Dios en mi espíritu pero de manera colectiva y corporativa, en unidad todos somos el Templo de Dios, el Tabernáculo de Dios, el Edificio de Dios, La Nueva Jerusalén, El Cuerpo de Cristo y El cómo cabeza porque todos hemos recibido a un mismo Espíritu.

Antes de ser salvos, únicamente formábamos parte de la creación de Dios; no formábamos parte de Su edificio. En el mejor de los casos, sólo formábamos parte de los materiales requeridos para dicha edificación. Sin embargo, ahora que somos salvos, Dios ha entrado en nosotros, su vida y naturaleza divina se ha introducido en nuestra naturaleza humana, haciendo de nosotros un edificio divino y humano.

Por tanto, predicamos el evangelio no solamente para ganar almas o para salvarlas del infierno, sino para ministrar a Dios al hombre mediante el Espíritu a fin de que Dios pueda introducirse y unirse con el hombre. De esta manera, obtenemos los materiales necesarios para el edificio divino. Edificar no es meramente enseñar a los creyentes a que se amen los unos a los otros y a que sean personas humildes. Edificar a los creyentes consiste en impartir y ministrar a Cristo en el ser de ellos.

Cuando decimos que Dios esta edificando a su pueblo, en realidad estamos diciendo que Dios esta creciendo en nosotros hasta que llegue a la consumación de su edificación Cada día, continuamente, Dios tiene que crecer en nosotros. El elemento mismo de Dios, Su esencia, tiene que crecer en nuestro ser.

Tipos que tipifican el edificio de Dios en las escrituras:

- el arca de Noé. En las Escrituras, la primera edificación dispuesta por Dios fue el arca de Noé (Gn. 6:14-16). El arca tipifica a Cristo el Redentor, quien llega a ser nuestro Salvador. Él trae consigo redención, liberación, salvación, seguridad y protección.

- La edificación del tabernáculo como la morada de Dios relatada en el libro de Éxodo que tenía tres partes: el atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. (Éx. 25:8-9)
- La edificación del templo (1 R. 6:1). El templo es un cuadro completo de la mezcla de Dios con Sus criaturas. Nuevamente, en el templo vemos el atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo.

Cuando Cristo el Señor se encarnó, Él afirmó ser el templo. Por un lado, al encarnarse, Él era el tabernáculo; pero, por otro, en Juan 2:19 Él dijo: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. El cuerpo del Señor era un templo, la casa de Dios, que el pueblo judío derribó, pero el Señor se levantó nuevamente después de tres días. Ésta es una prueba más de que el Señor mismo es una edificación.

- La nueva Jerusalen: Después de la iglesia, la siguiente etapa en cuanto al edificio de Dios es la Nueva Jerusalén (Ap. 21:2). El arca de Noé, el tabernáculo, el templo, Cristo, la iglesia y la Nueva Jerusalén, todos forman parte de la obra edificadora de Dios. Sin embargo, todas estas entidades constituyen diferentes aspectos de un mismo edificio, y no diferentes edificios. De hecho, en la Nueva Jerusalén podemos hallar elementos relacionados con el arca de Noé, con el tabernáculo erigido por Moisés y con el templo levantado por Salomón en la vieja Jerusalén. Ciertamente podemos ver a Cristo como la casa y el templo de Dios, y también podemos ver la iglesia. Por tanto, la Nueva Jerusalén es la suprema expresión del edificio de Dios y su consumación.

La Nueva Jerusalén es un cuadro completo de la unión del Dios Triuno con Sus criaturas redimidas, es decir, de la mezcla de la divinidad con la humanidad. Ahora, Dios ya no es meramente un Dios que está fuera del hombre, sino que Él es el Dios que está dentro del hombre.

El edificio es la morada mutua entre Dios y el hombre

Muchos cristianos interpretan en Juan 14.2 de que Dios está preparando una mansión en los cielos para nosotros ¿Es esto así? El Señor da la respuesta en Juan 14:3 El lugar de morada que Dios está preparando es El mismo. Jesús nos dice que en el lugar donde Él esté estaremos nosotros y que como El está en el Padre, nosotros también estaremos en el Padre. (14:10). En Juan 14:23 nos dice que el Padre y El por medio del Espíritu santo vendrán a hacer su morada en nosotros. Esta es la morada que se refería el Señor y no a una mansión celestial. La morada de Dios es que el mismo Dios triuno viene a habitar y morar en nosotros.

El principio fundamental respecto al edificio de Dios consiste en que Dios entra en nosotros y que nosotros entramos en Dios. Como hemos visto, el Señor es el Hijo del Hombre quien, como la escalera celestial, trajo a Dios al hombre y llevó al hombre a Dios. Por Su encarnación, Él introdujo a Dios en la humanidad. Cuando Él se hizo carne, hizo que Dios mismo entrara en el hombre. Antes de que esto sucediera, Dios jamás se había vestido de carne, pero por medio de la encarnación del Señor, Dios vino al interior del hombre. Después de esto, ocurre una “vuelta en U”. Después de descender con Dios, el Señor subió con el hombre, por medio de Su muerte y resurrección, Él introdujo al hombre en Dios.

La edificación Dios en nosotros en nuestro vivir día a día, es un asunto profundo, central y fundamental. Los esposos deben amar a sus esposas, y las esposas deben sujetarse a sus esposos; no obstante, el hecho de que los esposos meramente amen a sus esposas o estas se sujeten no significa mucho. El auténtico amor que es verdaderamente valioso a los ojos de Dios, es el amor que resulta del vivir de Cristo en los esposos y esposas. Sí el amor de Cristo se manifiesta en una persona, allí vemos el edificio divino. En todas nuestras experiencias espirituales, Dios tiene que crecer en nosotros, lo cual hace que crezca el edificio divino. No basta con ser personas humildes, amorosas y sumisas, sino que en todo ello tiene que realizarse la obra divina de edificación, la cual consiste en que Dios se forje en nosotros. Cada día, continuamente, Dios tiene que crecer en nosotros. El elemento mismo de Dios, Su esencia, tiene que crecer en nuestro ser.

Ahora nosotros y Dios, Dios y nosotros, somos morada el uno para el otro, una morada mutua. Siempre y cuando experimentemos tanto la crucifixión como la resurrección del Señor, estaremos en el espíritu y estemos unidos los unos con los otros en el Señor, como una entidad corporativa única: el Cuerpo de Cristo. En esto consiste el edificio de Dios.

Por tanto, la iglesia es la unión divina de Dios mismo con la humanidad. La iglesia no pertenece a la vieja creación. La iglesia es el edificio de Dios, el cual está compuesto por Dios mismo como el material divino que se ha unido y mezclado con el material humano, el hombre. Cuanto más crezca Dios en nosotros, más seremos edificados juntamente como una sola entidad. Si Dios no está presente, resulta imposible que seres humanos sean juntamente edificados como una sola entidad. Aun si esto fuera posible, tal edificación no sería el edificio de Dios, sino una simple asociación o agrupación humana.

Por todo lo dicho, ahora podemos comprender qué es el edificio de Dios, la casa de Dios y la morada de Dios. La morada de Dios no es otra cosa que la unión de Dios con el hombre. En esto también consiste la edificación de la iglesia, en la unión de unos con otros unidos al Señor. Que la gracia de Dios nos permita ver cada vez más claramente, que la unión y mezcla de Dios con el hombre es, de hecho, el verdadero edificio divino.

Versículos:
-Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual.(1 Pedro 2:5)
-En quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;en Quien nosotros somos juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. (Efesios 2:22-23)
-Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios (1 Co 3:9)
Que Cristo sea formado en vosotros,(Gál 4:19) 
Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí. (Gálatas 2:20)


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