La edificación de Dios
¿Han escuchado alguna vez un mensaje que diga que lo que Dios necesita hoy es la edificación de Su pueblo? Ciertamente se escucha muy poco o nada de esto en el cristianismo de hoy. La mayoría de los cristianos no saben realmente que es la edificación, ni le prestan la debida atención e interés. La mayoría de sus mensajes sólo hablan de la espiritualidad, dones, conducta, doctrinas. etc. Pero ¿A quién le preocupa la edificación del pueblo de Dios? Si no nos interesa la edificación de Dios lo más mínimo sino más bien tener ciertas creencias, bienestar o cosas materiales, ¿Comó vamos a conocer el propósito eterno de Dios y el Señor va a preparar su venida?
La intención de Dios es forjarse en el hombre, a fin de que Dios sea la morada del hombre y el hombre llegue a ser la morada de Dios ( Efesios 2:22, Jn.15:4a; Ap. 21:2-3, 22)
Un edificio o casa es un lugar de morada, formado por materiales. La Biblia llama a la iglesia el edificio de Dios, el cual esta formado por los materiales que somos los que hemos recibido a Dios en nuestro ser y somos edificados con su vida (1 Cor 3:9, Efesios 2:21, 1 Pedro 2:5).
Ser edificado no es un asunto solo de crecimiento espiritual individual. Dios desea obtener un pueblo que haya sido edificado juntamente hasta formar una sola y única entidad. Ya que Cristo es la Cabeza, Él requiere del Cuerpo, y no de muchos miembros aislados. Además, lo que Dios necesita es una casa o edificio espiritual (Mt. 16:18; Ef. 5:25; Hch.13:22) y no un montón de materiales sueltos e independientes unos de otros.
El Señor dijo que Él edificaría su iglesia. Debemos de tener claro que la edificación no es una labor del hombre sino del Señor. Toda obra edificada por el hombre, será una obra inútil y vana, de ningún valor para Dios. (1 Cor 3:12-13) "Si el Señor no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican" (Salmo 127:1)
La iglesia es edificada según el modelo y diseño de Dios y no según el hombre.
El tabernáculo y el templo son un tipo o cuadro de la iglesia que es la morada de Dios. Cuando Dios le mando a Moisés que construyera el tabernáculo le dijo: “Mira que los hagas según el diseño que te ha sido mostrado en el monte” (Éxodo 25:40, Hebreos 8:1-5). Luego, Salomón empezó a edificar el templo según el diseño que Dios le había dado a su padre David en el monte Moriah. (1 Cr. 22:7, 2 Cr. 3:1)
Dios no edifica un grupo en particular, denominacional o divisivo. Hoy en día hay mucha religiosidad y demasiados conceptos humanos, pero muy poca revelación divina. El estado de la cristiandad es el de grupos divididos y dispersos, semejantes a la foto de portada, como si fueran piedras separadas y aisladas, las cuales no expresan un edificio. (Mt. 16:18; Ef. 5:25; Hch.13:22; cfr. 1 R. 8:17:).La división ha sido el arma del enemigo de Dios para producir un daño al edificio de Dios.
Sin la visión de la unidad del cuerpo, no puede existir la edificación de la iglesia. Si el pueblo de Dios no es edificado, Dios no puede cumplir Su propósito eterno en la tierra.
La edificación de manera práctica comienza cuando todos los nacidos de Dios, juntos nos congregarnos y abandonamos todas nuestras posiciones, divisiones, nombres, pretensiones, pareceres, opiniones y diferencias para ser uno en la práctica de la vida de la iglesia, sobre el terreno de la ciudad. (Mt.18:20; Dt. 12:5, 8; 16:1). Obviamente, Dios no va a cumplir esto con la cristiandad en general, pero si con un remanente que levantara para que cumpla con el deseo de su corazón, como la novia ataviada que espera al novio.
En definitiva, lo que importa no es cuán espirituales o buenos seamos, ni cuántos dones poseamos, ni cuan numeroso sea mi grupo, sino si hemos sido verdaderamente edificados con el pueblo de Dios. ¡Que el Señor tenga misericordia de nosotros y nos revele su edificio, según su modelo y diseño para que podamos ver que lo que Él está buscando hoy, que es la edificación!