La elección de Dios



La Soberanía de Dios y la Voluntad Libre del Hombre son dos puntos de la Biblia que debemos de aceptar sin discusión, aunque en nuestras mentes finitas no los podemos reconciliar. No pretendamos entender la mente de Dios tocante a la relación entre su soberanía y la voluntad libre del hombre. Sin embargo, entendemos la enseñanza clara de la Palabra de Dios, de que Dios le dio al hombre una voluntad libre para escoger entre la vida y la muerte, recibir o rechazar a Cristo. Y por otra parte es claro que hay una elección y un destino eterno marcado de antemano, el cual es dado en Cristo donde nosotros somos llamados y predestinados.

El hombre dispuso del libre albedrío en el Edén, simbolizado por los dos árboles, de los cuales era libre para tomar del árbol de la vida, que tipifica la vida de Dios o del árbol de la ciencia del bien y del mal, que tipifica la vida de Satanás. Si el hombre hubiera tomado solo del árbol de la vida hubiera llegado a ser un hijo de Dios, al recibir la vida de Dios en su interior. Pero la elección del hombre de comer del árbol de Satanás, determino que perdiera en cierta medida su libre albedrío, llegando a ser esclavo de la naturaleza pecaminosa y satánica que se había introducido en El, produciéndole la muerte espiritual. (Génesis 2:9, 3:17-24)

Dios es soberano (Ro. 9:14-24) y  el hombre fue creado por Dios con voluntad propia, por lo cual es responsable de sus acciones.  Aunque es difícil de entender, La soberanía de Dios y el libre albedrío del hombre se complementan entre sí y no son mutuamente contradictorios. Pongo el ejemplo en el que Dios primero, en Su soberanía, endureció el corazón de Faraón (Éx. 4:21), y el Faraón, en su libre albedrío, se endureció ante Dios. (Éxodo 8:15).

La meta de la predestinación es hacernos hijos

Cuando Dios crea el hombre su intención era el de obtener un Hijo corporativo, el nuevo hombre ( Efesios 2:15), compuesto por muchos hombres conformados a la imagen de Cristo. (Romanos 8:29). Este era el destino original que Dios deseaba para el hombre, aún antes de crearnos y de caer el hombre. Necesitamos ver que el propósito de Dios original, en la eternidad pasada, siempre fue el mismo, antes y después de la caída, y era el de producir Hijos de Dios.

Dios mantuvo siempre su plan original a pesar de la caída del hombre, pero ahora debía realizar un plan de rescate con el hombre que se había llegado a ser una raza satánica y enemiga de Dios. Es aquí donde vemos que Dios elige y llama a hombres que van a llegar a ser parte de ese plan, para restaurar su plan original.

La soberanía de Dios significa que la iniciativa del propósito de Dios corresponde en todos sus términos a Dios y no al hombre. Sin el plan de Dios y su obra en Cristo no existiría la predicación del evangelio y sin la predicación no habría llamado y sin el llamado no se cumpliría el plan eterno de Dios.

No lo elegimos nosotros a Él, sino que Él nos eligió a nosotros (Jn. 15:16), y Su elección no depende de nuestras obras sino de Él, quien llama (Ro. 9:11). Además, Él no sólo nos predestinó sino que también nos llamó (Ro. 8:30), y esto no conforme a nuestras obras sino según Su propósito (2 Ti. 1:9).

La predestinación realizada en Cristo

Dios en su soberanía nos predestinó en Cristo, en la eternidad pasada, para filiación, que significa, hacernos hijos (Ef. 1:4-5) y para que llegáramos a ser parte de El cómo su cuerpo al ser incluidos en Cristo. ( Efesios 1.23)  La palabra griega traducida “predestinar” también puede traducirse “marcar de antemano” Marcar de antemano es el proceso, mientras que la predestinación es el propósito.

Dios nos escogió y nos predestinó según Su presciencia, que significa conocer de antemano. Dios sabía los hombres que iban a responder a su llamado de antemano (1 Pedro1:2). Esto indica que nuestra relación con Dios fue iniciada por El conforme a Su presciencia. Es decir Dios predestina a los que antes conoció (Romanos 8:29) Antes de que naciéramos Dios conocía si íbamos a recibirle o rechazarle y posiblemente según nuestra elección somos predestinados.

Debido a la caída del hombre en un mundo gobernado por Satanás, Dios en su presciencia sabía que era necesario una elección y un llamado para que el hombre cooperase con El, a fin de restaurar su propósito eterno. Y en su conocimiento de antemano sabía de aquellos que iban a responder a sus llamado.



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