El disfrute y deleite de Dios



Usted ha sido creado para el disfrute y deleite de Dios. La verdadera experiencia espiritual de la felicidad está en el disfrute mutuo y recíproco entre Dios y el hombre. Lo único que realmente complace a Dios es Cristo ( Mateo 3:17,17:5), pero nosotros al recibir a Cristo y ser unido a Él (1 Cor 6.17) hemos llegado a ser su complacencia y deleite.

Efesios 1:5,9 revela que Dios tiene una voluntad, en la cual está Su beneplácito. Fue conforme a Su placer, conforme al deleite de Su corazón que Dios nos predestinó para que fuésemos Sus hijos.

La Iglesia es producida de la unión de Cristo con el hombre. (Efesios 5:29-32, 1 Cor 12:12). La experiencia matrimonial es un tipo de nuestra relación con Dios. Cuando en la pareja los dos cónyuges no buscan lo suyo propio sino lo del otro, el resultado es un matrimonio feliz por las dos partes. Esto es lo mismo que en nuestra relación con el Señor.

Aunque no lo parezca Dios también necesita sentirse amado y complacido, por medio de el amor y la adoración. (Mateo 22:37, Juan 14:21-28, Juan 4:23-24). Aún así nuestra adoración y amor debe de proceder de su mismo Espíritu, es decir de Cristo en quien Dios solo se complace, porque nada que proceda de nosotros mismos fuera de Cristo complace a Dios.

Adán es un tipo de Cristo y Dios le dio una compañera para hacerlo feliz, cuando vio a Eva - que es un tipo de la iglesia - Adán exclamó al saber que Eva procedía de El mismo: “carne de mis carnes y huesos de mis huesos.” Exclamar es una expresión de gozo y júbilo. De la misma manera hubo una gran exclamación en Dios y en los ángeles cuando Cristo produjo la iglesia. (Lucas 15:10, Salmo 149:4).

Cuando Jesús iba a la cruz, tuvo el gozo puesto delante de Él y ese gozo era que por medio de su muerte y resurrección iba a producir la iglesia para Él. (Hebreos 12:2)

Dios ha producido por medio de Cristo a la Iglesia para su eterna complacencia. (Lucas 15:10) (Salmos 149:4 ). Los que hemos recibido la vida de Dios y hemos sido regenerados llegamos a ser el gozo de Dios y su tesoro especial ( Jer 3.17), al ser parte de su Iglesia. Es decir miembros de Cristo.

Eso es así, Dios se deleita en nosotros. No solo nos tolera, ¡nos celebra!
¡¡Oh que gozo, oh que amor, Dios y el hombre en unión, la iglesia son!!

Si permanecemos en la presencia del Señor y en su cuerpo, la iglesia, su Espíritu estará gozoso en nuestro ser y experimentamos su verdadero gozo en nosotros.
¡¡El mismo gozo del Espíritu del Señor es nuestro gozo y fortaleza!!


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