La autoridad de Cristo

A fin de que Cristo tenga la plena autoridad como Cabeza en el universo, Él necesita dos naturalezas, la divina y la humana. Antes de la creación y en los tiempos del antiguo testamento, Cristo era solamente el Hijo de Dios, y aún no era el Hijo del Hombre. Esto es muy significativo. Necesitamos ver que la autoridad de Cristo como Cabeza no había sido plenamente establecida en el Antiguo Testamento, porque Cristo aún no se había encarnado.

Que Cristo solamente sea Dios no es suficiente para que Él sea la Cabeza de todo. A fin de ser la Cabeza, Él necesita ser tanto Dios como hombre. Según el concepto humano, ser Dios es suficiente para gobernar y ser la Cabeza del universo. Sin embargo, según la economía de Dios, Dios no ejercerá Su juicio en Su administración siendo solamente Dios sino que necesitaba designar a Cristo como el hijo del hombre en su ascensión para ejercer la completa autoridad en el universo (Hechos 17:31)

"Hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 11.15)

Dios necesita una administración a fin de llevar a cabo Su propósito

En el aspecto negativo, Dios necesita un gobierno para ocuparse de Su enemigo y todas las potestades malignas. Debido a que Dios es el Creador y Satanás es una criatura, Dios jamás rebajaría Su estatus para ocuparse directamente de Satanás. Por tanto, Dios necesita que el hombre, otra criatura, le dé fin a Satanás. El hombre es necesario para que se lleve a cabo el propósito eterno de Dios y se le dé fin al enemigo de Dios. Por tanto, antes de que Cristo se hiciera hombre, Su autoridad como Cabeza no estaba del todo completa, es decir, no había sido plenamente establecida.

La encarnación del Hijo de Dios

En la encarnación, Cristo no sólo era el Hijo de Dios, sino que llego a ser el Hijo del Hombre. Ahora Él tiene dos elementos, el divino y el humano. A fin de ser Cabeza sobre todas las cosas en el gobierno de Dios, Cristo necesitaba tener divinidad y humanidad, y necesitaba ocuparse de las dos necesidades que Dios tenía para llevar a cabo su propósito eterno y derrotar al enemigo de Dios. Por un lado, al morir en la cruz, Cristo realizó el propósito de Dios, y por otro lado, también derrotó a Satanás y destruyó el poder de la muerte en la cruz (He. 2:14). Por tanto, Cristo lo ha logrado todo.

Mediante la encarnación Él obtuvo el elemento humano, y al ser crucificado llevó a cabo el propósito de Dios, derrotó y destruyó al enemigo de Dios. Después de permanecer en la tumba por tres días, Cristo resucitó y luego ascendió a los cielos. En Su ascensión Él fue investido con la plena autoridad como Cabeza de todo el universo.

Una vez que Cristo obtuvo la humanidad por medio de la encarnación y fue crucificado para realizar el propósito eterno de Dios, derrotar y destruir al enemigo de Dios, Él estaba calificado en elemento así como en Sus logros para ser Cabeza sobre todas las cosas. Por tanto, en Su ascensión Dios invistió a Cristo con la autoridad universal como Cabeza sobre todas las cosas para la administración de Dios. Hoy en día la autoridad de Cristo como Cabeza está plenamente establecida en el universo, la iglesia y en todo hombre. (Efesios 1:21-23, Filipenses 2:8-11)

"Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo" (Hechos 2:35)

"Nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad" (Romanos 1:3-4)

"Por la resurrección de Jesucristo, quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.(1 Pedro 3:21-22)

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