¿Cómo ser regenerados?
Hay muchas personas que tienen a Jesús como cualquier otra creencia, pero necesitan experimentar el nacer de la vida de Dios y la regeneración divina en su interior, por lo tanto tienen que recibir la vida de Dios en ellos para entrar en el reino de Dios.
¿Cómo puede entrar el Espíritu de Dios en el espíritu del hombre?
El hombre necesita arrepentirse, creer y aceptar al Señor Jesús como Salvador y Señor con el fin de que su ser sea limpio y permita una entrada para que el Espíritu de Dios entré en su espíritu, y reciba la vida divina de Dios.
Cuando un hombre escucha el evangelio o lee las Escrituras, el Espíritu de Dios obra en él y hace que se dé cuenta de que ha pecado y es corrupto. (Juan. 16:8). Si el hombre lo reconoce su maldad y está dispuesto a arrepentirse, entonces el Espíritu de Dios le muestra que el Señor Jesús es su Señor y Salvador, que El murió en la cruz, derramó Su sangre para que él fuera perdonado y limpiado. Entonces el hombre al creer en la Palabra de corazón y recibir al Señor como su Salvador y Señor, abre así el camino para que la sangre y el agua de la palabra lo limpie y el Espíritu de Dios entré en su espíritu, le dé la vida de Dios, y de esta manera así, ser regenerado.
Todas las personas somos criaturas de Dios, pero solo al recibir la vida de Dios somos engendrados como hijos de Dios porque recibimos la vida y naturaleza del Padre. (Juan 1:13) Este es el nacer de nuevo de la palabra y el Espíritu como hijo de Dios (Jn. 3:3, 5; 1 P. 1:3, 23).
Ser regenerados simplemente significa que además de la vida humana, ahora poseemos la vida divina, que recibimos en virtud del nacimiento divino, pues la vida eterna de Dios ha entrado a nuestro ser (Jn. 3:15-16;1 Jn. 2:25; 5:11-13).
Para decirlo en pocas palabras, el Espíritu de Dios entra en el espíritu del hombre y le imparte la vida de Dios; de esta manera el hombre es regenerado y es hecho hijo de Dios. Recibimos una vida nueva, la vida de Dios mismo, en nuestro ser interior.
Cuando un hombre escucha el evangelio o lee las Escrituras, el Espíritu de Dios obra en él y hace que se dé cuenta de que ha pecado y es corrupto. (Juan. 16:8). Si el hombre lo reconoce su maldad y está dispuesto a arrepentirse, entonces el Espíritu de Dios le muestra que el Señor Jesús es su Señor y Salvador, que El murió en la cruz, derramó Su sangre para que él fuera perdonado y limpiado. Entonces el hombre al creer en la Palabra de corazón y recibir al Señor como su Salvador y Señor, abre así el camino para que la sangre y el agua de la palabra lo limpie y el Espíritu de Dios entré en su espíritu, le dé la vida de Dios, y de esta manera así, ser regenerado.
Todas las personas somos criaturas de Dios, pero solo al recibir la vida de Dios somos engendrados como hijos de Dios porque recibimos la vida y naturaleza del Padre. (Juan 1:13) Este es el nacer de nuevo de la palabra y el Espíritu como hijo de Dios (Jn. 3:3, 5; 1 P. 1:3, 23).
Ser regenerados simplemente significa que además de la vida humana, ahora poseemos la vida divina, que recibimos en virtud del nacimiento divino, pues la vida eterna de Dios ha entrado a nuestro ser (Jn. 3:15-16;1 Jn. 2:25; 5:11-13).
Para decirlo en pocas palabras, el Espíritu de Dios entra en el espíritu del hombre y le imparte la vida de Dios; de esta manera el hombre es regenerado y es hecho hijo de Dios. Recibimos una vida nueva, la vida de Dios mismo, en nuestro ser interior.
Si nunca has recibido la vida de Dios en tu interior puedes realizar esta oración de todo corazón:
“Señor Jesús, reconozco que he estado apartado de tiny que soy pecador. Gracias por haber muerto en la cruz y derramar tu sangre por mí, para limpiarme. Ahora acepto tu Perdón, límpiame. Deseo abrirme a ti para permitir que tú Espíritu santo entre en mi interior. Señor te necesito, lléname de ti. Deseo entregar mi vida a ti, depender de ti y seguirte. Así sea”